Migrantes con sus vidas en pequeñas bolsas caminaban en fila el lunes hacia un centro de registro en la ciudad portuaria francesa de Calais, en el primer día de una campaña masiva de evacuación y de destrucción del sucio campamento donde vivían.
Las autoridades francesas iniciaron la compleja operación, sin precedentes en Europa, para clausurar el campamento improvisado donde vivían miles de personas que hicieron peligrosos viajes para huir de guerras, dictadores o pobreza extrema y que soñaban con labrarse una vida en Gran Bretaña.
Bajo la mirada de mil 200 policías, los primeros de varios cientos de autobuses llegaron para empezar a transferir a los migrantes a centros de recepción en toda Francia, donde podrán pedir asilo. Se espera que la operación para vaciar el campo dure una semana. Entre los edificios que servirán como centros de recepción hay hoteles e incluso castillos, convertidos en alojamiento para migrantes antes del gran traslado.
En el campo viven casi 6 mil 500 migrantes que quieren llegar a Gran Bretaña, según las autoridades. Grupos humanitarios elevan la cifra a más de 8 mil 300.
La dura realidad del traslado se hizo evidente este lunes para los residentes en el campo. Algunos se alegraban de marcharse, otros se sentían confundidos o conmocionados.
Los menores no acompañados, muchos de los cuales tienen familiares en Gran Bretaña, serían alojados en barracones en el lugar establecidos este año mientras Londres estudia sus casos para determinar si cumplen los requisitos para ser trasladados al otro lado del canal de La Mancha. En el campo hay 1.291 menores no acompañados, según la organización humanitaria France Terre d'Asile.
Vía: AP