Japón espera que en las próximas décadas un gran tsunami de más de 30 metros de altura golpee la costa sur del país. Y, con la memoria todavía muy reciente del desastre de Fukushima, construye a contrarreloj torres y rutas de evacuación, muros de contención y refugios.
A menos de un kilómetro de la costa de Nankoku, en la prefectura de Kochi (sureste), se erige una de las 90 torres de evacuación ya completadas en la región.
Flanqueada por un cápsula flotante para escapar de tsunamis, la construcción de unos 20 metros está diseñada para albergar a 362 personas en sus dos plantas, cifra que incluye a los vecinos y a los niños de preescolar y primaria que asisten a clase en la zona.
Un lugar de evacuación es muy necesario en este área, porque no hay montañas, lugares elevados o edificios en los que los vecinos puedan resguardarse', explica Manabu Nomura, responsable de la Sección de Gestión del Riesgo del Ayuntamiento de Nankoku.
'¡No mires atrás, solo hacia delante!', alerta uno de los carteles diseñados por los niños de Nankoku que adornan las grises paredes de cemento de la edificación, cuya construcción asciende a más de medio millón de euros.
Una campana, que avisaría a la población del riesgo que se avecina, corona la edificación. Junto a ella, un almacén con mantas, pañales, leche en polvo para bebés, agua y comida.
Debajo de esta torre, cimientos de 14,5 metros el equivalente a un edificio de 5 plantas soportan la estructura, aunque en algunas de las torres alcanzan los 39 metros de profundidad, ya que el objetivo es mantener la estabilidad frente al poder destructivo de la gigantesca ola prevista.
Tras el terremoto de magnitud 9 que sacudió la costa noreste de Japón en 2011 y que generó un tsunami con olas de más de quince metros, el Gobierno nipón revisó sus estimaciones y anunció los daños previstos que generaría un terremoto de la fosa de Nankai (este), uno de los puntos con mayor actividad sísmica del mundo.
Vía: EFE