Jóvenes Unidos por la Educación y la Fundación para el Desarrollo Educativo y Social de Panamá (Fudespa) lanzaron un estudio en el cual se detalla la cantidad de días que hemos perdido de clases en los últimos 6 años.
En el 2020 y el 2021, perdimos el 100 % de las clases presenciales debido a la pandemia. Cada año escolar tiene 190 días de clases, así que ya acumulamos 380 días de clases perdidas. Se impartieron clases a distancia, pero no tienen la misma calidad que las clases presenciales.
En el 2022, justo después de la reapertura de clases presenciales tras la pandemia, se dieron huelgas por el descontento social y político, lo cual representó hasta 25 días de clase perdidos. Cabe destacar que el calendario se extendió para intentar recuperar, pero no fue muy efectivo en las evaluaciones. Con esto acumulamos 405 días.
A finales del 2023, entre octubre y diciembre, debido a las protestas por el contrato minero que luego fue declarado inconstitucional, se perdieron hasta 45 días de clases. Ya vamos por 450 días perdidos.
En el 2024 no hubo interrupciones escolares.
En el 2025, por las protestas relacionadas con la reforma a la ley de la Caja del Seguro Social y hasta la fecha, se pueden contar hasta 40 días de clases perdidos.
En total, se han perdido 490 días de clases, lo que hace que Panamá sea el país que más ha perdido clases en el mundo en los últimos años.
De 6 años que un niño o niña pudo ir a la escuela, perdió casi 2 años y medio.
¿Y por qué es importante? Porque tiene un impacto directo en todas las etapas. Tendrá más dificultad para aprender a leer y escribir, comprender textos, matemática básica, comportarse y trabajar en equipo.
También tendrá más obstáculos para transicionar a secundaria, mantenerse en ella y explorar posibles carreras.
Además, es más probable que dejen la escuela por completo, lo que les cierra puertas a mejores ingresos, dificulta conseguir un trabajo formal y los empuja a la informalidad.
Incluso el informe detalla que, desde el 2023, Panamá tiene mil nuevos ninis todos los meses. Nini es alguien que ni trabaja ni estudia. La mayoría son mujeres.
Adicional, mientras más reducidos sean tus ingresos y más vulnerable sea tu condición socioeconómica, estos efectos serán mayores. El que menos tiene, es el que más le afecta.
Este Frentiao no es para decir si está bien o mal protestar. Todos los panameños tenemos el derecho a hacerlo. Pero cuando los niños y jóvenes dejan de ir a la escuela, eso tiene consecuencias reales y directas en nuestra juventud y, por consiguiente, en nuestra sociedad.
Sería imposible imaginar un futuro donde los doctores dejaran de curar, los prácticos dejaran de pasar barcos por el Canal, o los profesionales del aseo dejaran de recolectar la basura. Pues lo mismo pasa, aunque más silencioso, cuando una generación se queda sin clases. El daño no hace bulla enseguida, pero va creciendo lento.
Por los nuestros y por Panamá, hay que volver a sembrar lo perdido y enmendar esta herida.
Un abrazo, y nos vemos en clase y en el siguiente Frentiao.