Otro hombre que no aceptó el fin de su relación terminó tras las rejas, luego de dejar a su expareja con heridas tan serias que terminó hospitalizada e incapacitada por varios días. El caso ocurrió en la provincia de Chiriquí y forma parte de una preocupante lista creciente de violencia doméstica en Panamá.
El primer ataque se dio el pasado 23 de julio, cuando el agresor no solo causó daños a la propiedad privada de la mujer, sino que además la golpeó brutalmente, causándole lesiones que ameritaron atención médica urgente. Tras la valoración del Instituto de Medicina Legal, la víctima fue incapacitada por siete días.
La Sección Especializada de Familia del Ministerio Público no tardó en actuar. El hombre fue declarado culpable por el delito de violencia doméstica mediante un acuerdo de pena, y se le impuso una condena de 60 meses de prisión, además de la obligación de recibir tratamiento terapéutico multidisciplinario.
Pero este no fue el único caso que estremeció a Chiriquí. En la ciudad de David, otro hombre de 37 años también está siendo procesado por violencia doméstica. Según las autoridades, desde 2024 la víctima venía sufriendo acoso, amenazas, persecución en su lugar de trabajo y daños a sus pertenencias. Todo esto mientras su agresor se negaba a aceptar que la relación había terminado, sumiéndola en un verdadero infierno emocional.
La situación se volvió aún más grave en la madrugada del 11 de julio de 2025, cuando el hombre irrumpió en la residencia de la mujer y la agredió violentamente. Esta vez, las heridas fueron tan serias que el médico forense la incapacitó por 45 días. Ante la gravedad del ataque, el agresor fue puesto bajo detención provisional mientras se desarrollan las investigaciones.
Estos casos se suman a una ola de violencia que no da tregua. Según estadísticas del Ministerio Público, en los primeros seis meses de 2025 se han reportado 7,681 denuncias por violencia doméstica en todo el país, siendo marzo el mes más crítico con ese mismo número de casos.
Las autoridades hacen un llamado urgente a las mujeres que estén viviendo situaciones similares para que no callen y denuncien. La violencia doméstica no es un problema privado, es un delito, y solo con justicia se puede romper el ciclo.


