A este paso, la lista de involucrados en el caso Dayra Caicedo parece no tener fin. Un hombre de 22 años se convirtió en el octavo imputado por la privación de libertad de la estudiante de Derecho, quien fue secuestrada la noche del 19 de febrero de 2025 en la barriada Mayín, Vista Alegre de Arraiján.
El joven, cuya identidad no ha sido revelada, fue atrapado en un allanamiento por drogas en Tierra Prometida, San Miguelito, el 28 de julio. Las autoridades lo estaban buscando por otra cosa, pero terminó salpicado en uno de los casos más comentados del año: el de la joven universitaria que estuvo 33 días desaparecida y luego fue dejada en libertad en una gasolinera.
La fiscalía no tardó en mover fichas. La Sección Segunda de Delitos contra el Patrimonio Económico presentó pruebas que vinculan al detenido como cómplice secundario en los delitos de privación de libertad, robo agravado y asociación ilícita. Durante la audiencia, celebrada el 29 de julio, el Tribunal de Garantías decretó detención provisional, alegando riesgos de fuga y de que el implicado pudiera atentar contra la víctima o sus familiares.
La jueza fue clara: el caso no es cualquier cosa. Habló del “modo de planeamiento, la organización y la ejecución” del crimen como factores graves que ameritan la medida más severa.
Con este nuevo detenido, ya suman ocho personas bajo investigación, entre ellas cuatro hombres y dos mujeres que siguen presos, y dos que están con prisión domiciliaria.
¿Qué pasó con Dayra?
Dayra Caicedo, estudiante universitaria de Derecho, regresaba de clases cuando fue interceptada alrededor de las 9:45 p.m. frente a su casa. Tres personas la sorprendieron cuando estacionaba su auto y la subieron a la fuerza al vehículo. Cámaras de seguridad de la zona captaron parte del momento.
La angustia duró más de un mes. El 24 de marzo, fue abandonada viva en una estación de gasolina en Burunga, cerca de su casa. Allí, su padre la recogió y la historia dio un giro: había esperanza.
Desde entonces, las autoridades han estado pescando uno por uno a los supuestos responsables. Y, según fuentes judiciales, las investigaciones no han terminado. Todo apunta a que la red detrás de este crimen es más grande de lo que parecía al principio.



