Muchas mujeres consideran que esto es lo que hace el paso de los años en la sexualidad femenina. Pero cuidado: si bien es cierto que el cuerpo y la vagina cambian con el tiempo, no es verdad que debas perder el placer y el deseo sexual.
Con la menopausia, que la mayoría de las mujeres experimenta alrededor de los 50 años, los ovarios dejan de producir las hormonas femeninas (estrógeno y progesterona). A medida que esos niveles hormonales bajan, suceden otros cambios en el sistema reproductivo. Por ejemplo, las paredes de la vagina se adelgazan, se vuelven más secas y menos elásticas, y se pueden irritar. Además, la mucosa vaginal se vuelve más fina y más seca y se producen cambios en el equilibrio de la flora y en el pH (el grado de acidez), que pueden facilitar el desarrollo de infecciones vaginales y infecciones urinarias (infecciones de la orina).
Esto es lo que se conoce como atrofia vaginal o vaginitis atrófica, causada particularmente por la disminución de los niveles de estrógenos, que son muy importantes para mantener los tejidos de la vagina lubricados y saludables.
Entre los síntomas más comunes de la vaginitis atrófica se encuentran:
- Sequedad vaginal
- Ardor vaginal
- Picazón vaginal
- Flujo vaginal ligero
- Dolor durante las relaciones sexuales
- Disminución en la lubricación durante las relaciones sexuales
- Sangrado ligero después de tener relaciones sexuales
- Ardor al orinar
- Incontinencia urinaria
Por todo eso, se considera que la atrofia vaginal es la causa principal del dolor durante las relaciones sexuales (dispareunia) y de las cistitis (infecciones de la orina, infecciones de la vejiga) recurrentes en las mujeres luego de la menopausia, así como de la disfunción sexual, ya que el dolor hace que la mujer muchas veces prefiera evitar las relaciones sexuales, lo que puede resultar en problemas de deseo, de trastornos de excitación y falta de orgasmo.
La vaginitis atrófica también puede ocurrirles a las mujeres más jóvenes que hayan tenido una cirugía para extirparles los ovarios y algunas sufren de atrofia vaginal inmediatamente después del parto o mientras están amamantando, ya que los niveles de estrógeno están más bajos en estos momentos.
Lo bueno es que existen diferentes tratamientos que mejoran esta situación. A veces, el uso de cremas y geles lubricantes y/o hidratantes es suficiente para evitar las molestias. A veces, si no hay contraindicaciones, tu médico podría recomendarte el uso de estrógenos vaginales (en crema, en tabletas) para usar dos veces a la semana, por ejemplo, entre otros tratamientos. Sin embargo, es importante que antes de medicarte tú misma consultes con un especialista para que pueda indicarte si tu problema es causado por la disminución en los niveles de estrógeno o se debe a otro motivo, como una infección, un irritante o algún medicamento que estés usando.
Recuerda que la atrofia vaginal es una condición que tiene tratamiento y puede ser controlada y/o evitada. Anímate a hablar del tema y no dejes de buscar ayuda tan pronto empieces a sentir los primeros síntomas, pues tu sexualidad no tiene porqué disminuir después de la menopausia. Al contrario, hay mujeres que se relajan y la pasan mejor cuando ya no tienen el temor de quedar embarazadas.
Fuente: Vida y salud