La búsqueda de empleo en Panamá se ha convertido para muchos en una verdadera odisea, una travesía llena de obstáculos que no distingue entre jóvenes talentos y profesionales con experiencia. La frustración es palpable cuando se observa cómo las empresas panameñas parecen subestimar a los candidatos por su edad, ya sea por ser demasiado jóvenes o por superar los 45 años.
La realidad es que el mercado laboral exige a menudo requisitos desproporcionados: licenciaturas, maestrías, doctorados y años de experiencia que rara vez son compatibles con la edad de los postulantes. ¿Cómo es posible tener una década de experiencia si apenas se superan los veinte años? Esta paradoja es el pan de cada día para quienes, con esperanzas, aplican a ofertas que, a pesar de pedir credenciales dignas de la NASA, ofrecen salarios que apenas superan los $600 mensuales.
En este panorama, las competencias y la formación académica parecieran quedar en segundo plano. Lamentablemente, el “referido” o el “familiar del diputado X” a menudo tienen más peso que un currículum impecable. Hemos desaprendido la forma correcta de seleccionar personal, priorizando las conexiones sobre el mérito.
Sin embargo, es momento de que Panamá evolucione. Para reorganizar y optimizar la selección de personal, es crucial adoptar un enfoque más justo y efectivo. Aquí algunas recomendaciones clave:
1. Contratar por meritocracia
La base de una selección justa debe ser el mérito. Los candidatos deben ser elegidos por sus capacidades, conocimientos y logros, no por su red de contactos. Esto fomenta la competencia sana y eleva el nivel profesional en las empresas.
2. La edad no debe ser una excusa
El talento no tiene fecha de caducidad. Descartar a un candidato por ser “demasiado joven” o “demasiado mayor” es perder la oportunidad de incorporar perspectivas frescas y experiencias valiosas. La diversidad generacional enriquece los equipos de trabajo.
3. Identificar habilidades blandas (80/20)
Más allá de los conocimientos técnicos, las habilidades blandas son cruciales. La capacidad de comunicación, el trabajo en equipo, la resolución de problemas y la adaptabilidad son, en muchos casos, más determinantes para el éxito en un puesto. Un equilibrio 80/20, priorizando estas habilidades, puede transformar la dinámica de un equipo.
4. Reconocer la marca personal del candidato
La marca personal de un posible seleccionado, entendida como su reputación, su trayectoria y su ética de trabajo, es un indicador valioso de su potencial. Las empresas deben esforzarse por identificar y valorar este aspecto.
5. Comunicación transparente posentrevista
La ética profesional exige una comunicación clara y respetuosa con todos los candidatos. Al finalizar una entrevista, se les debe informar si han sido seleccionados o no. Una simple llamada, más allá de un correo electrónico genérico o el silencio, demuestra respeto y profesionalismo por parte de la empresa.
En resumen, el futuro del empleo en Panamá depende de una profunda transformación en la forma de contratar. Es imperativo que la necesidad de incorporar a una persona se base siempre en sus capacidades y competencias, dejando de lado por completo el amiguismo y las influencias. Solo así podremos construir un mercado laboral más equitativo, eficiente y justo para todos los panameños.
¿Estamos listos para este cambio?