Si pasas por la casa de una familia judía podrás observar que, en el marco de la puerta, en la parte superior derecha (mirando desde afuera), hay una pequeña cajita que puede ser de madera, plástico, metal o cualquier material. Se trata de la Mezuzá una de las más antiguas y respetadas tradiciones del judaísmo.
Dentro de la Mezuzá se encuentra un pergamino escrito a mano por un escriba, que contiene en hebreo dos pasajes de la Torá (Deuteronomio 6:4-9 y 11:13-21) que hacen referencia al mandato de escribir las palabras de Dios “…en el marco de las puertas de tus casas y de tus ciudades.”
Nuestros sabios dispusieron que la forma de cumplir este precepto bíblico sea mediante la colocación de la Mezuzá con su respectivo pergamino en el marco de las puertas. De lo contrario habría que hacer como propone el periodista A. Jacobs en su simpático libro “La Biblia al pie de la letra” quien tomó un lápiz y escribió los Diez Mandamientos en el marco de la puerta de su casa…
El origen de la Mezuzá es sumamente antiguo. Algunos lo remontan al relato de la última plaga en Egipto (la muerte de los primogénitos). El libro de Éxodo nos cuenta que cuando Dios le da a Moisés las instrucciones previas a la salida, ordena tomar la sangre del carnero ofrendado para la Pascua y marcar con ella los marcos de las puertas de los israelitas, de forma tal de evitar que la desgracia visitara sus casas.
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La tradición dispone que se coloquen Mezuzot (plural de Mezuzá) en todas las puertas de la casa (a excepción de los baños). Se las pone en el tercio superior del marco derecho. Entre los judíos de origen europeo (Ashkenazim) se acostumbra a ponerla en forma oblicua con la parte superior dirigida a la entrada (reminiscencia de una antigua discusión sobre si se debía ponerla vertical u horizontal) mientras que los judíos provenientes del Medio Oriente y del norte de África la colocan en forma vertical.
Existe la creencia errónea de que la Mezuzá es un amuleto o un elemento que trae suerte o protección al hogar, nada más alejado de la realidad. Maimonides, el gran filósofo judío medieval afirmaba que eran unos necios quienes sostenían esa idea. Para el destacado pensador, el objetivo de la Mezuzá junto a otros preceptos es recordarnos de Dios y alejarnos de las transgresiones.
La Mezuzá es una metáfora del hogar. La cajita exterior puede ser muy bonita pero lo verdaderamente importante es el pergamino que va dentro. De igual forma, la casa puede tener belleza en su diseño y en su decoración, sin embargo, lo importante es el amor y el respeto que hay dentro de ella. Y así como el pergamino convierte a una sencilla cajita en una Mezuzá, son las relaciones personales las que transforman un espacio determinado en un hogar en el que se hace manifiesta la presencia de Dios cuando están basadas en el afecto y en la consideración.
