Una nueva especie de pez fósil hallada en la formación Chagres del Mioceno tardío, fue llamada “Hoplostethus boyae” en honor a Brígida De Gracia, la primera paleontóloga marina Ngäbe del mundo.
El reconocimiento surge tras una serie de análisis que identificó una especie nueva tras miles de otolitos, las diminutas “piedras del oído” de los peces, conservados por más de siete millones de años.
El paleobiólogo marino Aaron O’Dea, líder de la investigación, describió el gesto como un homenaje al trabajo meticuloso y al legado científico de De Gracia.
“Brígida es especialista en fósiles marinos desde hace mucho tiempo y su pasión por los otolitos ha sido crucial para identificar especies antiguas”, explicó.
“Nombramos esta especie por su nombre tradicional Ngäbe, Boya, reconociendo también la profunda relación de su pueblo con el istmo”.
La investigadora recibió la noticia con emoción.
“Es un honor para mí, mi familia y mi comunidad”, dijo tras recibir una ilustración de la especie creada por la estudiante Natasha Hinojosa.
Para ella, el nombre Boya asignado por su abuelo siguiendo la tradición Ngäbe ahora queda ligado para siempre a la historia científica del Caribe panameño.
Hoplostethus boyae es un pez de aguas profundas perteneciente a la familia Trachichthyidae, conocidos por su longevidad extrema, llegando hasta 200 años. Esta especie vivió en costas caribeñas dominadas por afloramientos ricos en nutrientes, un ecosistema vibrante donde coexistían peces linterna, tiburones, ballenas e incluso el gigantesco Megalodón.
El equipo identificó más de 6,200 otolitos recolectados cerca de la comunidad de Piña, en Colón. Además, los investigadores identificaron 31 especies pertenecientes a 12 familias, con un sorprendente predominio de los peces linterna (Myctophidae), que representaron más del 96% de los ejemplares analizados.
Para O’Dea, estos hallazgos permiten reconstruir un Caribe antiguo mucho más productivo. Además, Chien-Hsiang Lin comentó que: “Cada fósil de este notable sitio ayuda a reconstruir el pasado, revelando cómo la formación del Istmo transformó no solo la geografía, sino ecosistemas oceánicos enteros”.
Finalmente, De Gracia, administradora de una destacada colección de espinas de peces tropicales, celebra que su nombre forma parte de este reconocimiento, que también reivindica la presencia indígena en la investigación marina.




