Majestuoso e imponente en un pedacito del Casco Antiguo de la ciudad capital, el Teatro Nacional asoma tímidamente su sonrisa. Atrás parecen haber quedado esos días de olvido y desazón que sumieron a esta joya de la nacionalidad panameña en el más indiferente olvido.
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El principal teatro del país que abrió sus puertas en 1908, casi cinco años después de que Panamá emergiera como una República en el concierto libre de naciones del planeta, se había deteriorado de manera progresiva ante el abandono de los diferentes gobiernos y la indiferencia de buena parte de la sociedad.
Por el tamaño de sus estructuras, el Teatro Nacional de Panamá, podría considerarse pequeño comparado con otros del orbe(tiene una capacidad para 853 personas) distribuidas en anfiteatro, platea, dos pisos de balcones, foso para la orquesta y una galería, pero su riqueza arquitectónica es invaluable y tras los trabajos de restauración que incluye una ambiciosa dotación técnica, así como nuevos candelabros, sillas y coloridos lienzos prácticamente similares a los originales se pondrá a la vanguardia de los mejores teatros del mundo.
El Teatro Nacional ha sufrido cuatro restauraciones a lo largo de su historia, 1940, 1970, para el Centenario de la República 2003 y la más reciente este 2019. El presidente de la República, Juan Carlos Varela, ya anunció que la estructura abrirá sus puertas antes que culmine su mandato en junio próximo, aunque algunos trabajos menores continuarán.
El coordinador gubernamental para la restauración del teatro, César Robles, destacó que la actual es la restauración patrimonial más grande que haya sufrido la estructura en sus 110 años de historia e incluye restauración pictórica como de obras civiles. Con un 96% de avance, los trabajos entran en su etapa culminante y la emoción se apodera de muchos panameños que cuentan los días para que esta obra original de Genaro Ruggieri, con una arquitectura de teatro de opereta de corte italiano; y con obras complementarias del pintor panameño Roberto Lewis (1874-1949) vuelva a mostrar ese rostro imponente a propios y extraños.
Para tan importante ocasión se prepara una gala de apertura acorde con el magno acontecimiento que será el punto de reencuentro del Teatro Nacional con su pueblo.

