El espeluznante homicidio de la DJ colombiana Valentina Trespalacios que ha consternado a todos y cuyo principal sospechoso, su novio estadounidense, John Poulos, de 35 años de edad, fue capturado en Panamá, sigue generando nueva información como si de capítulos de una serie de Netflix se tratara.
Luego de que la chica, de 23 años, fue encontrada desmembrada dentro de una maleta en un contenedor de basura el 22 de enero y que luego las autoridades de Panamá ubicaran y deportaran al sospechoso a Colombia, ahora resulta que, según los medios colombianos, Poulos era un hombre casado y con hijos que conoció a la joven DJ por la conocida red social o plataforma de citas, Tinder.
Al parecer estaba separado de su esposa, aunque ese detalle aún no está esclarecido. Lo cierto, es que la Fiscalía General de la Nación le imputó cargos por feminicidio agravado y ocultamiento, alteración y destrucción de elemento probatorio.
El ciudadano estadounidense John Nelson Poulos fue deportado a Colombia. CortesíaLa necropsia arrojó como resultado una muerte cruel y violenta con múltiples golpes contundentes en su anatomía, así como estrangulamiento, probablemente mientras dormía, pues fue encontrada en ropa interior. El imputado, al ser capturado en Panamá, presentaba un fuerte rastro de lo que parecía un arañazo en su rostro, que se sospecha pudo ser propinado por la víctima al intentar defenderse. Todo está en investigación.
De acuerdo a medios radiales y escritos en Colombia, el hombre se había obsesionado con la DJ, ella le pedía dinero, él se lo mandaba, pero era muy celoso y le revisaba constantemente las redes sociales, la vigilaba, al punto que hasta le puso un investigador privado que aparentemente descubrió que ella se fue de viaje a Aruba con otro chico, por lo que el viaje de John a Colombia presuntamente fue más bien para confrontarla y no, como le había dicho que venía para que vivieran juntos y casarse, por lo que alquiló un apartamento solo por cuatro días.
Por lo pronto, las investigaciones continúan mientras se recopilan y revisan indicios probatorios, desde testimoniales hasta documentales que incluyen decenas de videos y hasta conversaciones telefónicas.
