La leyenda de Hollywood, Gene Hackman, se despidió del mundo lejos de los reflectores que alguna vez lo encumbraron. A sus 94 años, el ganador de dos premios Oscar fue enterrado en un funeral que pocos conocieron, en una tumba sin nombre ni epitafio, sellada en el más absoluto secreto.
Sin embargo, el hermetismo no sólo buscó alejar la atención mediática. Según trascendió en medios estadounidenses, la decisión desató una auténtica guerra interna en la familia Hackman. Sus hijos, dolidos por haber sido excluidos de los preparativos finales y presuntamente ignorados en las decisiones sobre el entierro, habrían jurado ajustar cuentas.
“Es un insulto no solo a su memoria, sino a quienes compartimos su vida”, habría dicho uno de ellos a una fuente cercana al caso, en declaraciones que ya generan eco en las redes sociales. El enojo es tal que incluso algunos allegados hablan de la “venganza de los Hackman”, en referencia a posibles acciones legales para reclamar derechos sobre el legado y la imagen del actor.
Los motivos detrás del entierro anónimo permanecen en las sombras. Algunos sugieren que Hackman —conocido por su carácter reservado— dejó instrucciones precisas para mantener su última morada en secreto. Otros, en cambio, apuntan a tensiones familiares que habrían marcado sus últimos años.
Mientras tanto, el mundo del cine guarda silencio, aunque figuras del séptimo arte ya expresan en privado su desconcierto ante la falta de homenajes públicos.
Gene Hackman, quien brilló en clásicos como The French Connection y Unforgiven, se fue sin alfombras rojas, sin discursos ni flashes... pero dejó tras de sí un guion no escrito que hoy tiene a su familia al borde de una tormenta legal y emocional.