La investigación en curso sobre las acusaciones de tráfico sexual contra el rapero y magnate estadounidense Sean “P. Diddy” Combs ha dado un giro inesperado al implicar al príncipe Harry en el escenario. La demanda presentada por Rodney Jones, ex productor y videógrafo de Diddy, en febrero pasado, ha añadido una nueva capa de complejidad a este caso candente.
Las recientes incursiones en dos lujosas propiedades de Diddy, ubicadas en Miami y Los Ángeles, como parte de una pesquisa sobre tráfico sexual con base en Nueva York, han revivido el interés en torno a este asunto. La demanda de Jones se suma a otras presentadas contra Diddy, incluyendo una por su exnovia, que lo acusó de abuso físico y sexual.
En su demanda, Jones alega haber sido víctima de “tocamientos no solicitados y no autorizados” por parte de Diddy, además de acusarlo de haberlo drogado. También afirma haber despertado desnudo en la cama junto a Diddy y dos trabajadoras sexuales. Pero, ¿qué implica esto para el príncipe Harry?
Lo más relevante para la familia real británica es la afirmación de que la invitación a las fiestas de Diddy confería legitimidad y acceso a personas influyentes como el príncipe Harry. Aunque Harry no enfrenta acusaciones en este caso, su nombre ha surgido como ejemplo de las personas influyentes que podrían haber asistido a las fiestas de Diddy, lo que sin duda arroja luz sobre las complejidades de este turbio asunto.