La modelo e influencer venezolana Isabella Ladera llevó a los tribunales al cantante colombiano Brandon De Jesús López Orozco, conocido como Beéle, tras acusarlo de difundir material íntimo sin su consentimiento.
El bufete The Hachar Law Group presentó la demanda civil en el condado de Miami-Dade, alegando que el intérprete y otras personas no identificadas estarían vinculados a la filtración de videos privados relacionados con la venezolana.

“Esto no es entretenimiento, es un delito”
En declaraciones recogidas en el comunicado oficial, Ladera fue contundente: “Nadie debería aprovecharse de la vulnerabilidad de otro para generar dinero o contenido. Esto no es entretenimiento, es un delito, y lo único que deja son cicatrices”.
La demanda acusa a Beéle de invasión de la privacidad, ciberacoso sexual, imposición intencional de angustia emocional y negligencia, subrayando que la filtración no autorizada ha causado daño emocional y reputacional a la modelo.
Pierre Hachar Jr., abogado de Ladera, advirtió que se usarán todos los recursos legales disponibles en Florida: “Esta demanda se trata de defender uno de los derechos más fundamentales: la privacidad. La filtración de grabaciones íntimas ha causado un profundo daño y no quedará impune”.
Antes de que se presentara la acción legal, Isabella Ladera ya había hecho público su sentir a través de un extenso comunicado en redes sociales, donde confesó estar “profundamente devastada” tras la filtración del material íntimo sin su consentimiento.
La modelo aseguró que ese video solo estaba en manos de dos personas y acusó directamente a la otra parte de haberla traicionado.
Además, calificó la filtración como una forma de violencia hacia las mujeres y advirtió que no permitirá que esta situación la destruya: “La vergüenza no es mía, recae sobre quien traicionó. Mi valor no se define por un video, ni por la crueldad de otros. Mi historia no termina aquí”.
El proceso judicial apenas comienza, pero ya sacude al mundo del entretenimiento y plantea un debate sobre los límites de la privacidad y la responsabilidad en el manejo de contenido sensible.


