Panamá tiene su propia Lady Whistledown, y se llama Euana Muñoz. Con un humor ácido, lengua afilada y cero filtros, esta brasileña radicada en tierras canaleras se ha ganado un espacio en el mundo digital gracias a sus revelaciones, sus historias de vida y sus polémicas sin anestesia.
Detrás de cada video viral hay una historia real. Euana nació en Recife, Brasil, en una familia acomodada, pero con heridas emocionales profundas: un padre ausente, una madre con cáncer y una adolescencia marcada por la depresión. “Pasé un año entero dormida por medicamentos”, contó. Y aunque lo diga entre risas, no fue nada fácil.
Su llegada a Panamá fue otro capítulo de película. Pero no por placer, sino por una estafa absurda y peligrosa de la que su padrastro fue víctima. Según relató, un grupo de estafadores lo convenció de que John Travolta había comprado una isla en Panamá y necesitaba personal de seguridad privada. El padrastro, un hombre ingenuo según Euana, cayó redondo: cavó un hueco en su patio para supuestamente esconder una maleta con dinero y hasta hizo un supuesto entrenamiento con armas por un mes completo.
Cuando Euana y su familia llegaron a Panamá, el 13 de marzo, pensaban que se unirían a esa “misión”. Pero al día siguiente, las mujeres que encabezaban el engaño fueron arrestadas y, justo el 15 de marzo de 2020, inició la cuarentena total por la pandemia. Sin papeles, sin trabajo y sin saber a quién recurrir, quedaron atrapados en el país.
Euana se reinventó. Hizo de TikTok su altavoz, contando desde abusos laborales hasta injusticias del sistema de salud. Uno de los momentos más duros fue cuando su hijo recién nacido casi pierde un brazo por una bacteria mal diagnosticada. “Yo gritaba en el Santo Tomás que me iba a matar”, confesó entre lágrimas.
Pero no todo es escándalo. Euana es graduada en teología y medicina, y su relación con la fe es más profunda de lo que muchos imaginan. Dios le habla todos los días, dice, y ella lo escucha claro: “Yo sé que tengo que regresar, pero a veces le pido que no venga hoy, porque si viene hoy me voy para el infierno”, dijo entre risa nerviosa y sinceridad pura. Aunque ha estado alejada de la iglesia, confiesa que su mayor sueño es convertirse en pastora y traer almas a los caminos de Cristo. “Yo no quiero que nadie se pierda. Yo leo la Biblia todos los días y sé que Dios tiene algo grande para mí”, aseguró con voz firme, dejando ver que su llamado espiritual está más vivo que nunca, aunque sigue librando batallas entre su carne y su espíritu.
Mientras tanto, sigue recibiendo mensajes con chismes —a veces hasta pagados— y decide con firmeza qué exponer y qué no. “Me han ofrecido dinero para limpiar nombres, incluso políticos… pero si va contra mis principios, no lo hago”, asegura.
Y como buena Lady Whistledown del patio, los enredos no faltan. Uno de los más sonados fue su explosiva polémica con Nelva Saldaña, a quien Euana acusó de exponerla sin razón y de inventar episodios de su vida que ni ella misma conocía. Aunque nunca fueron “mejores amigas”, compartieron algunas salidas y hasta prendas de vestir, como las famosas botas que Euana confesó haber botado por viejas. “Yo tengo otras botas ahora, si quiere se las doy. Pero esas ya estaban rotas”, soltó con su característico tono.
La pelea se encendió cuando Euana intentó aconsejarle que bajara el tono de sus publicaciones, y terminó recibiendo una avalancha de estados y ataques. “Le mandé un mensaje diciéndole que, aunque no tuviera dinero para ayudarla, aquí tenía una amiga. Y al otro día me tenía 30 estados tirándome”, contó. La razón de fondo, según Euana, tiene nombre propio: Ainara, su mejor amiga actual y enemiga declarada de Nelva. “Ella me lo dijo: tu mejor amiga es mi enemiga. Desde ahí todo cambió.”
Entre dardos, indirectas, notas de voz y ropa prestada, Euana cierra el capítulo con una frase tajante: “Ya la bloqueé”.