La figura del príncipe Andrés, duque de York y considerado durante años el “hijo favorito” de la reina Isabel II, vuelve a estar en el centro de la tormenta mediática. La publicación de la biografía no autorizada Entitled: The Rise and Fall of the House of York, escrita por el historiador Andrew Lownie, ha reabierto un debate que amenaza con socavar aún más la imagen de la monarquía británica.
El libro, fruto de cuatro años de investigación y basado en más de un centenar de fuentes, desvela episodios inéditos de la vida del príncipe. Entre ellos, un supuesto altercado con el príncipe Harry en 2013, que habría terminado con el hijo menor de Carlos con la nariz sangrando, aunque el entorno de Harry desmintió tajantemente la versión calificándola de “difamatoria”.
Otro eje central de la obra es la situación financiera de Andrés. El Royal Lodge, su residencia de 30 habitaciones, se erige como símbolo de una vida de lujos difícil de sostener: 7,5 millones de libras en remodelaciones y un gasto anual de 250 mil libras que cuestionan la viabilidad de mantener un estilo principesco en un momento de descrédito público.
El texto también recupera las polémicas vinculaciones del duque con Jeffrey Epstein y otros personajes controvertidos, así como acusaciones de acoso laboral y un estilo de vida marcado por fiestas, excesos sexuales y un “vulgar” sentido del humor que contrastan con la imagen de responsabilidad institucional que se espera de un miembro de la Corona.
Impacto en la monarquía
La publicación ha tenido un eco inmediato en los medios británicos. Mientras The Guardian y The Daily Mail calificaron las revelaciones como “el clavo final en el ataúd” de Andrés, The Telegraph especuló sobre la posibilidad de que, bajo un futuro reinado de Guillermo, se considere la retirada de sus títulos para proteger la imagen pública de la institución.
Las encuestas también reflejan el rechazo: según YouGov, solo un 5% de los británicos apoyan al príncipe, frente a un 87% que lo desaprueba. En contraste, Guillermo y Kate gozan de más de un 70% de respaldo, lo que refuerza la idea de que una postura firme contra Andrés sería crucial para el futuro de la monarquía.
Entre las revelaciones más delicadas, Lownie apunta a que material sensible sobre Andrés podría haber llegado a manos rusas a través de John Mark Dougan, exayudante del sheriff de Palm Beach, quien huyó a Moscú con archivos de la investigación sobre Epstein. Una filtración de este calibre, según fuentes de inteligencia citadas por el Sunday Times, habría desatado temores en el Reino Unido sobre posibles chantajes internacionales.
Futuro incierto
El duque de York se encuentra así en una posición cada vez más comprometida. La combinación de revelaciones personales, acusaciones de conducta inapropiada y un desplome de su popularidad parecen haber dinamitado cualquier intento de redención pública. Para muchos analistas, este nuevo episodio obliga a la familia real a replantear sus roles internos y a adoptar mayores niveles de transparencia si quiere preservar la legitimidad de la institución en el siglo XXI.
