A poco más de dos años de la muerte del actor Matthew Perry, un médico involucrado en la distribución irregular de ketamina fue sentenciado este miércoles a 30 meses de prisión, marcando el primer fallo judicial en el caso que ha sacudido a Hollywood. Se trata de Salvador Plasencia, de 44 años, quien operaba una clínica de atención urgente en Calabasas y que se declaró culpable en julio de cuatro cargos por distribución del potente anestésico.
Plasencia admitió haber suministrado varias dosis irregulares de ketamina a Perry semanas antes de que el recordado protagonista de Friends fuera hallado sin vida en el jacuzzi de su residencia en Los Ángeles, en octubre de 2023. La autopsia confirmó que el actor murió por los efectos agudos de la sustancia, de la cual había recibido múltiples aplicaciones recientes.
Aunque Plasencia enfrentaba hasta 10 años de prisión por cada cargo, la jueza Sherilyn Peace Garnett le impuso 30 meses por cuenta, pero a cumplirse de forma concurrente, además de dos años de libertad supervisada y una multa de 5 mil 600 dólares. Durante la audiencia, el médico rompió en llanto y dijo: “Debí haberlo protegido. Le fallé a él y a su familia. Debo aceptar mi responsabilidad”.
La jueza aclaró que Plasencia no suministró la dosis fatal, pero recalcó que sus acciones encaminaron al actor “por un rumbo que culminó en su muerte”. Tras finalizar la audiencia, el médico fue entregado a las autoridades federales.
El fiscal adjunto Ian Yanniello fue contundente: “Era un traficante disfrazado con una bata blanca”. La familia de Perry también envió declaraciones a la corte. Su madre, Suzanne Morrison, y su padrastro, el periodista Keith Morrison, calificaron al médico como alguien que “explotó la vulnerabilidad” del actor y lo señalaron como “uno de los más culpables” entre los implicados.
La fiscalía había recomendado una sentencia de 36 meses, citando mensajes de texto que mostraban el interés económico de Plasencia. En uno de ellos, dirigido a su mentor Mark Chavez —otro médico que también se declaró culpable— Plasencia escribió: “Me pregunto cuánto pagará este idiota. Averigüémoslo”.
La defensa, en cambio, pidió un castigo simbólico de un día en prisión y tres años de libertad supervisada. Alegaron que Plasencia ya perdió su licencia médica, su clínica y su reputación, además de haber recibido amenazas que obligaron a su familia a mudarse del estado. Sostuvieron que trató a Perry durante solo 13 días y que, aunque cometió “el mayor error de su vida”, no tuvo relación con la dosis final.



