Hoy se celebra el Día Nacional del Payaso, y en la Aeronaval hay un sargento que se pone la nariz roja no para dar órdenes, sino para curar la tristeza con alegría.
Se trata de Eric Echeverría, un hombre alto de 1.85 metros que, cuando no está vestido con su uniforme de sargento segundo del Servicio Nacional Aeronaval, se transforma por completo: se pone una peluca de colores, su cara se vuelve un lienzo lleno de pintura, y su identidad cambia a “Navalito”, el payaso que recorre escuelas, comunidades lejanas y rincones olvidados llevando carcajadas donde antes había silencio.
Aunque muchos recuerdan a Aeronavalín, fue en octubre de 2023 cuando Navalito tomó el relevo con una misión clara: ser más que un personaje pintoresco. “Surgió de la necesidad de crear un personaje que mostrara el lado humano, integral y divertido de nuestra institución”, explicó Echeverría, quien recuerda con emoción la primera vez que se metió en ese traje:
“Fue una mezcla de emociones inexplicables. Comprendí que ahora cargaba una nueva misión: llevar sonrisas, fe y alegría a los rostros más inocentes del país”.
Navalito no es solo un personaje, es una vocación. En su día a día, Eric trabaja en la Dirección Nacional de Acción Integral, donde organiza actividades comunitarias y jornadas de prevención. Pero cuando ve una necesidad emocional, saca su “traje de superhéroe”.
“Vivo mi día a día como si fuera una película de Marvel. En la mañana soy un profesional con responsabilidades operativas, pero cuando suena la señal de auxilio emocional, me pongo mi traje de superhéroe… el de Navalito”, asegura.

Y no lo hace solo. Su esposa y sus tres hijos son los primeros que lo animan a seguir. “Ellos son mis fans número uno. Ven en Navalito un reflejo de lo que soy en casa: alguien que ama ver sonreír a los demás”, dice con orgullo. También sus compañeros en la institución lo respaldan. “Me apoyan, me impulsan, me dicen lo bueno y lo que puedo mejorar. Es un trabajo en equipo, como todo lo que hacemos en la Aeronaval”.
Pero más allá del maquillaje, hay momentos que marcan. Como aquella visita a la comunidad de Balle Riscó, en Bocas del Toro.
“Llegamos a un lugar donde los niños no sabían lo que era una fiesta, mucho menos un payaso. El impacto fue enorme. Vi cómo sus ojos se encendían con solo vernos llegar. Fue uno de los momentos más poderosos que he vivido. Ahí entendí que lo que hacemos vale cada minuto, cada esfuerzo, cada kilómetro recorrido”.
Para Eric, esta misión no es un hobby, es una forma de proteger desde el corazón. “Se requiere tiempo, preparación y mucha vocación, pero no hay nada como ver la transformación de un niño que empieza el día serio o temeroso y lo termina riendo a carcajadas. El humor también es una forma de proteger a nuestra niñez, de alejarla del riesgo social, de hacer prevención desde el afecto”.
Este 17 de mayo, mientras otros aplauden a los payasos por sus chistes, Navalito busca otra cosa: conexión verdadera. “A todos los niños y niñas que me esperan cuando llego con mi maleta de colores, les digo que nunca dejen de soñar. Que crean en ellos, que no pierdan la ilusión. Y que recuerden que los héroes también pueden hacer reír”.
Porque no todo héroe usa capa... a veces solo basta una nariz roja y un corazón gigante.




