Duró un mes, se vivió con la misma pasión que un Mundial de fútbol, pero no apareció en televisión. Fue en las redes sociales del popular streamer español Ibai Llanos donde millones de personas en el mundo se engancharon a un concurso tan peculiar como disputado: elegir al país con el mejor desayuno del planeta.
La competencia reunió a 16 naciones, seleccionadas de manera arbitraria, sin jurados ni expertos, solo con el voto del público en Instagram, TikTok y YouTube. Mientras Europa y Asia apenas se enteraron, en Sudamérica la contienda se vivió como si fuera una final de Copa América: políticos, cocineros, artistas y hasta deportistas llamaron al voto masivo.
El sábado se conoció al ganador: Perú, que alzó la sartén dorada con su tradicional pan con chicharrón. El contundente sándwich de cerdo, camote frito, salsa criolla y pan francés se impuso en la final a la arepa reina pepiada de Venezuela por una diferencia mínima de 200 mil votos, alcanzando un total de 12,8 millones. Más que los sufragios que llevaron a Pedro Castillo a la presidencia en 2021.
El triunfo generó celebraciones oficiales. La presidenta Dina Boluarte felicitó al pueblo peruano por la “unidad nacional” y municipios limeños repartieron cientos de porciones gratuitas en plazas públicas. Incluso se elaboró el pan con chicharrón más grande del mundo, de cuatro metros por tres, con 100 kilos de carne y 50 de camote.
Sin embargo, no faltaron las críticas. El pan con chicharrón es más un lujo de fin de semana que un desayuno cotidiano: cuesta entre tres y cinco dólares, un precio elevado para buena parte de la población. Además, mientras el plato se convierte en símbolo gastronómico internacional, las estadísticas locales revelan que la anemia infantil afecta al 43,7% de menores de tres años y la desnutrición crónica a más del 12% de niños menores de cinco.
La victoria también coincidió con un contexto de tensiones internas. Mientras en Miraflores se celebraba el campeonato con pantallas gigantes, en el centro de Lima miles de jóvenes protestaban contra la reforma del sistema de pensiones. El periodista Jaime Bedoya lo resumió con ironía: “Celebremos esta fugaz alegría digital, no nos sobran alegrías. Pero no creamos que el país se volverá decente gracias al triunfo de un pan con chancho”.
Ahora, Ibai Llanos prometió viajar a Perú para entregar personalmente el trofeo, una sartén dorada, y pidió a sus seguidores elegir a quién se le debe entregar. El país andino vuelve a mostrar su fuerza en las votaciones virtuales, como ya ocurrió cuando Machu Picchu fue reconocida en 2007 como una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.



