Carly Madison Gregg, una adolescente de 15 años de Brandon, Mississippi, fue condenada a cadena perpetua por el asesinato de su madre, Ashley Smylie, de 40 años, y por intentar matar a su padrastro, Heath Smylie. El crimen ocurrió el 19 de marzo de 2024, cuando Carly disparó tres veces a su madre con una pistola que había estado escondida bajo el colchón.
Tras el asesinato, Carly envió un mensaje a su padrastro preguntando cuándo regresaría a casa y también contactó a una amiga para pedir ayuda, mostrándole el cuerpo de su madre y haciendo comentarios inquietantes sobre estar entre cadáveres. Cuando su padrastro llegó, Carly le disparó en el hombro pero él logró escapar y llamar a la policía.
Durante el juicio, se presentaron pruebas, incluyendo grabaciones de cámaras de seguridad que mostraban a Carly con un arma antes de los disparos. A pesar de que la defensa argumentó que estaba en una crisis mental y había cambiado su medicación poco antes del incidente, los fiscales afirmaron que no había signos de enajenación ni arrepentimiento en Carly.
El jurado deliberó durante dos horas antes de encontrarla culpable de todos los cargos, resultando en una sentencia de cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.