Australia fue uno de los primeros países del mundo en dar la bienvenida al Año Nuevo, marcando el inicio de las celebraciones globales con multitudinarios eventos y un despliegue de fuegos artificiales que volvió a captar la atención internacional. Como es tradición, Sídney se convirtió en el epicentro de la fiesta, con un “show” pirotécnico sobre la Ópera y el Puente de la Bahía que iluminó el cielo durante varios minutos y fue seguido por millones de personas en todo el mundo.
Desde primeras horas del 31 de diciembre, miles de residentes y turistas ocuparon parques, playas y miradores para asegurar un buen lugar desde donde observar el espectáculo. Las autoridades locales reforzaron las medidas de seguridad y el transporte público funcionó de manera extendida para facilitar la movilidad durante la noche.
Los festejos tuvieron primero un espectáculo pirotécnico anticipado. Diseñada para familias con niños pequeños, a quienes les cuesta trabajo mantenerse despiertos hasta tan tarde.
A las 23:00 las celebraciones se pausaron. “La alegría que usualmente sentimos al inicio de un nuevo año está atenuada por la tristeza del viejo”, declaró el primer ministro australiano Anthony Albanese. Las cientos de miles de personas presentes guardaron un minuto de silencio en homenaje a las 15 víctimas del atentado terrorista de Bondi Beach.
Finalmente, a la medianoche, las nueve toneladas de fuegos artificiales iluminaron el cielo sobre el icónico puente del puerto y la Ópera de Sidney,uno de los despliegues pirotécnicos más emblemáticos del mundo.
Otras ciudades como Melbourne, Brisbane y Perth también organizaron conciertos, fiestas al aire libre y eventos familiares para despedir el año. En zonas costeras, muchos optaron por celebrar con reuniones en la playa, aprovechando el verano austral y las altas temperaturas.


