El fallecimiento de Katharine Worsley, duquesa de Kent, ocurrido el pasado 4 de septiembre a los 92 años, ha marcado un antes y un después en la historia de la monarquía británica. Su despedida no será una más dentro del protocolo real: el rey Carlos III ha decidido que el funeral de la duquesa se realice bajo rito católico, un hecho sin precedentes en más de 400 años y que refleja la voluntad del monarca de modernizar la institución.
La duquesa, quien se unió a la familia Windsor en 1961 tras su matrimonio con el duque de Kent, era considerada una figura entrañable y respetada. Su conversión al catolicismo en 1994 ya había supuesto un gesto insólito dentro de la realeza, pues desde el Acta de Establecimiento de 1701 los vínculos directos con esta confesión estaban prohibidos para quienes se encontraran en la línea de sucesión. Sin embargo, su decisión fue aceptada y respaldada por la reina Isabel II, marcando entonces un precedente de apertura.
El adiós que marca la historia
Las banderas ondean a media asta en las residencias reales desde el anuncio del deceso, realizado por el Palacio de Buckingham con “profundo pesar”. Los actos fúnebres se iniciarán el lunes 15 de septiembre, cuando el féretro será trasladado a la Catedral de Westminster —principal templo católico de Inglaterra y Gales—, donde permanecerá en la Capilla de la Virgen tras el Rito de Recepción y Vísperas.
El martes 16 de septiembre, a las dos de la tarde, se celebrará la Misa de Réquiem presidida por el cardenal arzobispo de Westminster. Al acto asistirán los reyes Carlos y Camilla, junto con otros miembros de la familia Windsor, en acompañamiento al duque de Kent y a los familiares más cercanos. Posteriormente, los restos serán trasladados al Cementerio Real de Frogmore, en Windsor, cumpliendo los deseos expresados por la propia duquesa.
Un gesto de apertura de Carlos III
El hecho de que el soberano británico —máxima autoridad de la Iglesia Anglicana— encabece un funeral católico dentro de la familia real constituye un gesto sin precedentes en la historia moderna. Carlos III, quien desde su coronación en 2022 ha apostado por un enfoque multiconfesional al invitar a líderes musulmanes, hindúes, sijes y judíos a su ceremonia, vuelve a subrayar así su visión de una monarquía inclusiva y acorde a los tiempos actuales.
Aunque Isabel II había asistido en 1993 al funeral del rey Balduino de Bélgica, nunca presenció un servicio católico para un miembro de su propia familia. Con este funeral, Carlos III no solo rinde tributo a la duquesa de Kent, sino que también rompe barreras históricas en una institución marcada por siglos de rigidez religiosa.



