Las ciudades del sur de China paralizaron buena parte de su vida diaria este martes al intensificar las medidas de prevención frente al supertifón ‘Ragasa’, uno de los más poderosos en años, que ya dejó tres muertos y miles de desplazados en Filipinas.
En Guangdong, la provincia más poblada y motor económico del sur del país, las escuelas suspendieron clases, fábricas detuvieron operaciones y vuelos fueron cancelados mientras la tormenta avanza con vientos sostenidos de hasta 220 kilómetros por hora. El Centro Meteorológico Nacional de China advirtió que el ciclón tocaría tierra entre las ciudades de Zhuhai y Zhanjiang entre el mediodía y la noche del miércoles.
Los residentes de áreas vulnerables a inundaciones levantaron muros de sacos de arena, reforzaron puertas y ventanas con cinta adhesiva y se abastecieron de alimentos. En mercados locales se reportó desabastecimiento de productos básicos, mientras que en Hong Kong algunos curiosos desafiaron las advertencias y se congregaron en el malecón para ver olas de hasta tres metros golpeando el paseo marítimo.
El observatorio de Hong Kong emitió la señal de alerta n.º 8, la tercera más alta del sistema de la ciudad, lo que implica el cierre de negocios, la suspensión del transporte y una advertencia clara: la población debe mantenerse a resguardo.
Según la clasificación local, se considera “supertifón” a los ciclones tropicales con vientos sostenidos de 185 km/h o más. Ragasa supera esa marca con creces y se desplaza hacia el oeste-noroeste a unos 22 kilómetros por hora sobre el Mar de China Meridional.
Las autoridades pidieron máxima precaución y advirtieron que el impacto podría ser devastador si el sistema mantiene su fuerza al tocar tierra en la costa continental.


