El Banco Central de Venezuela (BCV), que ocultó las estadísticas macroeconómicas claves del país suramericano por más de 3 años, presentó recientemente las cifras oficiales de inflación (Índice Nacional de Precios al Consumidor-INPC) y desempeño de la economía nacional (Producto Interno Bruto-PIB).
La data publicada, correspondiente al periodo III trimestre 2013-III trimestre 2018, confirma que Venezuela ha estado en recesión desde 2014, que el país ha enfrentado por dos años un agresivo ciclo hiperinflacionario y que la economía se redujo a la mitad en los últimos 5 años (-52,37%, para ser exactos).
Ese mal desempeño económico tiene que ver con múltiples factores, entre los cuales destacan las políticas económicas y financieras aplicadas en las dos últimas décadas, como el control de precios, control cambiario, expropiación de empresas, imposición de ajustes salariales sin respaldo en capacidad productiva, reconversiones monetarias, indisciplina fiscal, aumento del gasto público financiado con deuda y dinero inorgánico, etc.
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Pero también las restricciones de divisas, la migración del talento humano y el colapso de los servicios públicos (telecomunicaciones, agua y luz), han agudizado la crisis económica venezolana.
En 2019, el escenario tampoco pinta bien. La mayoría de los organismos multilaterales, bancos de inversión y firmas de consultoría económica proyectan que la economía venezolana se contraerá aún más este año.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) y Goldman Sachs estiman, por ejemplo, una disminución de 25%, y Barclays Capital habla de -21%.
Cambios estructurales en la economía
Las cifras oficiales publicadas por el BCV dejan en evidencia algunos cambios estructurales en la economía venezolana como resultado de la aplicación del modelo socialista del siglo 21.
Por ejemplo, el sector privado representaba antes casi dos tercios del PIB y en 2018 no representó siquiera la mitad (47%), advierte el economista Luis Oliveros.
En 2013, cuando inició el mandato presidencial de Nicolás Maduro, el sector económico más grande del país era la industria manufacturera, que representaba el 14,17% del PIB total, pero en 2018 solo pesó 8,5% en esa balanza. Y un adelgazamiento similar experimentaron la construcción (que pasó de 7,47% a 1,53% en ese mismo lapso) y el comercio (de 9,97% a 4,82%).
También destaca el hecho de que las exportaciones e importaciones venezolanas se desplomaron en los últimos seis años.
En 2018 Venezuela exportó solo un tercio de lo que había exportado en 2012 (98 mil millones de dólares) e importó solo un cuarto de lo que había importado entonces (66 mil millones de dólares).
El gobierno de Maduro sigue en deuda respecto a la publicación de otros indicadores clave, como la tasa de desempleo, el índice de remuneraciones salariales y otros relativos a finanzas públicas. La opacidad y falta de transparencia sigue siendo la norma en casos como estos.
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Cifras en duda
Un grupo de economistas del sector privado y profesionales de diversos sectores y gremios nacionales han cuestionado los datos presentados por el BCV sobre inflación.
La institución asegura que la tasa se ubicó en 130.000% en 2018, una cifra muy inferior a la estimada por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que alcanza 1.370.000%.
Gorka Lalaguna, economista de Ecoanalítica, por ejemplo, señaló que el Banco Central modificó la ponderación del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y que existen notables discrepancias entre el usado en 2007 y el usado a partir de 2014.
En cualquier caso, una tasa inflacionaria de 130.000% sigue siendo la más alta del planeta en 2018, porque de acuerdo con estimaciones hechas por el FMI al cierre del año pasado, los países que siguen a Venezuela en este ranking son Sudán del Sur (106%), Sudán (61%), Yemen (41%) y Argentina (31%).
Con información de Marianela Palacios Ramsbott| Especial para Mi Diario



