Estados Unidos volvió a poner a Nicolás Maduro en el centro del tablero internacional. Este jueves, el gobierno estadounidense duplicó la recompensa por información que conduzca a su arresto, subiéndola de 25 a 50 millones de dólares.
El anuncio fue hecho por la fiscal general Pam Bondi, quien aseguró que Maduro “es uno de los narcotraficantes más grandes del mundo” y representa una amenaza directa para la seguridad nacional de EE.UU.
La medida refuerza las acusaciones que Washington ha sostenido desde 2020, cuando ofreció inicialmente 15 millones de dólares por la cabeza del mandatario venezolano, alegando vínculos con narcoterrorismo y cooperación con las FARC para supuestamente inundar Estados Unidos con cocaína. La recompensa fue aumentada a 25 millones en enero y ahora llega a su punto más alto: 50 millones de dólares, cifra sin precedentes para un jefe de Estado en ejercicio.
Desde Caracas, la respuesta fue inmediata. El canciller Yván Gil calificó la recompensa como “patética y ridícula”, y acusó a la fiscal Bondi de usar el anuncio como cortina de humo para distraer la atención de otros escándalos en Estados Unidos, incluyendo el manejo del caso Jeffrey Epstein, según lo anunciado en la Agencia de AFP.
“La patética ‘recompensa’ de Pamela Bondi es la cortina de humo más ridícula que hemos visto”, expresó Gil a través de Telegram. “La dignidad de nuestra patria no está en venta. Repudiamos esta burda operación de propaganda política”.
El presidente venezolano, quien asumió nuevamente el poder en enero tras unas elecciones cuestionadas por presunto fraude, no ha reaccionado directamente, pero sus aliados han reiterado que esta es una acción de “injerencia extranjera”.
Por su parte, la fiscal Bondi compartió un video en la red social X (antes Twitter), reiterando que el objetivo de esta recompensa es obtener información clave que conduzca al arresto de Maduro, a quien describió como una “amenaza activa”.
El aumento de la recompensa se da en un contexto de tensiones renovadas entre Caracas y Washington, y justo cuando Venezuela se prepara para nuevos procesos electorales que, nuevamente, generan controversia internacional.


