El centro cultural Kennedy Center de Washington amaneció este viernes con el nombre del presidente Donald Trump instalado en su fachada, apenas 24 horas después de que su junta directiva aprobara rebautizar la institución como “Centro Memorial Donald J. Trump y John F. Kennedy para las Artes Escénicas”. El cambio, ejecutado con rapidez y bajo fuerte vigilancia, ha provocado una ola de críticas y advertencias legales por tratarse de un edificio establecido por ley como un “memorial viviente” al presidente asesinado John F. Kennedy.
Durante gran parte de la mañana, amplias lonas azules cubrieron parte del exterior del edificio mientras un pequeño equipo trabajaba en andamios al sonido constante de taladros. En el vestíbulo principal, grandes letras con el apellido “Trump” podían verse colocadas en el suelo. A media mañana, al menos media docena de miembros de la Guardia Nacional se congregaron cerca del nuevo letrero, que quedó terminado pasado el mediodía. Otras señalizaciones del complejo, como las banderolas en los postes, permanecían sin cambios.
Aunque Trump calificó el anuncio como una “sorpresa”, la instalación del nombre avanzó con celeridad tras la votación del jueves de una junta directiva integrada mayoritariamente por aliados del mandatario, quien además preside el órgano. La reunión se celebró en Palm Beach, Florida, en la residencia de la miembro de la junta Andrea Wynn y del fideicomisario emérito Steve Wynn.
La decisión desató una condena inmediata de miembros de la familia Kennedy y de líderes demócratas, que la calificaron de ilegal. El senador Andy Kim (demócrata de Nueva Jersey) afirmó en la red social X que “esto debe detenerse, ya que es ilegal cambiarlo sin el Congreso”, al revisar las primeras imágenes de la nueva señalización.
La ley que creó el recinto es explícita: designa al edificio como el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas y ordena a la junta “asegurar” que no se designen ni instalen memoriales adicionales o placas conmemorativas en las áreas públicas del inmueble. El Kennedy Center no respondió a las consultas sobre la instalación del letrero.
La representante Joyce Beatty (demócrata de Ohio), exmiembro de la junta, denunció que fue silenciada cuando intentó intervenir durante la reunión. En un comunicado conjunto, varios demócratas con cargos ex officio en la junta aseguraron que el cambio se realizó “sin autoridad legal” y prometieron mantener la oposición pública. “Trump a menudo retrocede cuando ve presión pública”, sostuvo Beatty.
Expertos legales coincidieron en que solo el Congreso puede cambiar el nombre oficial del centro. Emily Sexton, exabogada del Kennedy Center, explicó que, aunque algunas organizaciones operan con nombres legales y comerciales distintos, “debido a que el Kennedy Center no es solo una institución federal o un centro de artes escénicas, sino un memorial a un presidente asesinado, cambiar la señalización exterior se siente diferente” y podría constituir una violación directa de la ley, aunque no esté claro quién debería hacerla cumplir.
En la misma línea, Roger Colinvaux, profesor de derecho de la Universidad Católica, fue tajante: “La ley es lo más clara posible. Ordena explícitamente a la junta nombrar el edificio ‘Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas’”. A su juicio, los miembros que votaron a favor del cambio “no solo carecen de autoridad, sino que violaron su deber” de preservar un memorial dedicado exclusivamente a Kennedy. Para Colinvaux, el desenlace dependerá de la rendición de cuentas: “El Congreso debería actuar para detener las violaciones de sus directivas”.



