En Suecia, el bienestar animal no es un simple lema, es ley. Y una de las reglas más comentadas es que los perros no pueden quedarse solos en casa por más de seis horas consecutivas. Así lo establece la normativa de protección animal del país escandinavo, reconocida por ser una de las más estrictas y avanzadas del mundo.
Según las autoridades suecas, los perros son seres sociales que necesitan estimulación, compañía y ejercicio regular. Por ello, la ley obliga a sus dueños a garantizarles no solo alimento y un techo, sino también atención emocional. Dejar a un can encerrado durante largas jornadas laborales sin supervisión puede considerarse negligencia y dar lugar a sanciones.
El reglamento también señala que los dueños deben sacar a pasear a sus perros al menos tres veces al día y asegurarse de que tengan acceso a juegos, socialización y cuidados veterinarios.
Esta legislación ha generado tanto admiración como debate fuera del país. Algunos lo ven como un ejemplo de empatía y civilización, mientras que otros lo consideran excesivo o difícil de aplicar en contextos donde la vida laboral es más exigente.
Sin embargo, para Suecia, los derechos de los animales son tan serios como los de cualquier otro ser vivo, y la sociedad en su conjunto —incluidos empleadores, vecinos y autoridades— juega un rol activo en garantizar su cumplimiento.



