Brenda Agüero, una enfermera de 30 años, fue declarada culpable por asesinar a recién nacidos sanos mediante la aplicación de inyecciones letales. El fallo del tribunal de Córdoba pone fin a un proceso judicial que expuso uno de los casos más oscuros en la historia reciente del sistema de salud del país.
La investigación reveló que Agüero, quien trabajaba en el Hospital Materno Neonatal “Ramón Carrillo”, habría administrado intencionalmente dosis excesivas de potasio u otras sustancias a varios bebés durante su jornada laboral entre marzo y junio de 2022. Los fallecimientos, inicialmente atribuidos a causas naturales, levantaron sospechas tras una alarmante seguidilla de muertes neonatales en condiciones similares.
El caso fue destapado luego de que otros trabajadores del hospital comenzaran a notar un patrón inquietante: bebés que nacían sanos morían repentinamente a pocas horas de vida, sin explicación clínica clara. La autopsia de uno de los cuerpos permitió identificar rastros de potasio en niveles letales, lo que fue clave para iniciar una investigación penal que finalmente llevó a la enfermera al banquillo de los acusados.
Durante el juicio, los fiscales presentaron un cuadro escalofriante: Brenda habría actuado sola y con conocimiento pleno del daño que causaba. La defensa, por su parte, argumentó falta de pruebas directas y cuestionó la cadena de custodia de las evidencias, pero no logró revertir la contundencia del material probatorio.
El tribunal la declaró culpable por múltiples homicidios agravados y enfrentará cadena perpetua.
El Ministerio de Salud de Córdoba expresó su profundo pesar por los hechos y reiteró que se han reforzado los protocolos de control en todas las áreas neonatales. La sociedad argentina, entre la indignación y la incredulidad, exige justicia para los pequeños que perdieron la vida de forma tan cruel.



