En una decisión sin precedentes, el gobierno de Donald Trump ha revocado el permiso que permitía a la Universidad de Harvard aceptar estudiantes extranjeros. La medida fue comunicada oficialmente a través de una carta firmada por la secretaria de Seguridad Interior, Kristi Noem, dirigida directamente a la prestigiosa institución.
“Les escribo para notificarles que, con efecto inmediato, el programa de la Universidad de Harvard de Estudiantes y Visitantes Extranjeros ha sido revocado”, señala el documento, que marca un nuevo capítulo en la ya tensa relación entre la Casa Blanca y Harvard.
A través de su cuenta en la red social X, Noem justificó la medida con contundencia: “Es un privilegio, no un derecho, que las universidades admitan a estudiantes extranjeros y se beneficien de sus mayores pagos de matrícula para ayudar a engrosar sus dotaciones multimillonarias. Harvard tuvo muchas oportunidades de hacer lo correcto. Se negó”.
Aunque no se detallan en el comunicado oficial los motivos concretos detrás de esta drástica medida, fuentes cercanas al Departamento de Seguridad Interior aseguran que responde a una acumulación de fricciones entre la universidad y el Ejecutivo, agravadas por desacuerdos sobre políticas migratorias, programas académicos y autonomía institucional.
La comunidad educativa internacional ha reaccionado con alarma ante esta decisión, que pone en juego no solo el acceso a una de las universidades más prestigiosas del mundo, sino también el futuro académico de miles de jóvenes aspirantes de todo el planeta.
Harvard aún no ha emitido una respuesta oficial, pero se espera que la institución recurra legalmente esta determinación, que muchos consideran un ataque directo a la diversidad y a la libertad educativa.