El jefe del Ejército de Israel, Herzi Halevi, ha justificado los recientes bombardeos masivos sobre el sur y este del Líbano con la frase “No hay que dar respiro a Hezbolá”. Estos ataques, que se han intensificado por segundo día consecutivo, han dejado más de 550 muertos y mil 800 heridos desde el lunes. Halevi ha indicado que Israel está “acelerando las operaciones ofensivas” y “reforzando todas las capacidades” militares.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) llevaron a cabo una “segunda oleada de ataques” contra objetivos de Hezbolá, instando a los civiles libaneses a evacuar áreas cercanas a las posiciones del grupo. Este martes, un bombardeo selectivo en Beirut resultó en seis muertos y 25 heridos, confirmados por el Ministerio de Sanidad libanés. Entre las víctimas se encuentra Ibrahim Mohamad Kobeisi, jefe de la unidad de misiles de Hezbolá, quien fue considerado un objetivo clave por su conocimiento en el área. La situación ha llevado a un desplazamiento masivo de civiles que intentan escapar del conflicto, con imágenes que muestran carreteras congestionadas hacia Beirut y aeropuertos colapsados debido a la suspensión de vuelos.
En respuesta a los ataques israelíes, Hezbolá ha lanzado decenas de proyectiles hacia posiciones militares israelíes, intensificando así el intercambio de fuego que ha durado casi un año. La jornada del lunes marcó un punto crítico en el conflicto, con cientos de ataques israelíes que resultaron en numerosas bajas, incluidos niños y trabajadores humanitarios. A pesar de los mensajes enviados a la población para que se aleje de los edificios utilizados por Hezbolá, organizaciones internacionales han advertido que esto no exime a Israel de su obligación de proteger a los civiles.



