El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha tomado la decisión de conmutar las penas de muerte de 37 de los 40 reos condenados a nivel federal, transformándolas en cadenas perpetuas sin posibilidad de libertad condicional. Esta medida se anunció a solo dos días de Navidad y a menos de un mes de dejar su cargo, el 20 de enero, cuando Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia.
Biden justificó su decisión al afirmar que busca garantizar un sistema judicial justo y eficaz, y destacó su compromiso personal contra la pena de muerte. En un comunicado, expresó: “No se equivoquen: condeno a estos asesinos, me duelen las víctimas de sus actos despreciables y me duelen todas las familias que han sufrido una pérdida inimaginable e irreparable”.
Entre los beneficiados se encuentran criminales notoriamente violentos, como Thomas Sanders, quien asesinó a una niña de 12 años tras haber matado a su madre, y varios hispanos condenados por homicidios relacionados con el narcotráfico. Esta decisión también tiene como objetivo frenar los planes del próximo gobierno para reanudar las ejecuciones federales, que fueron reactivadas durante la administración anterior. Biden ha emitido más conmutaciones en este periodo que cualquier otro presidente reciente en circunstancias similares.
Sin embargo, tres reos condenados por crímenes particularmente atroces no se beneficiaron de esta medida: Dylann Roof, Robert Bowers y Dzhokhar Tsarnaev, quienes están implicados en masacres raciales y terroristas.


