El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció el despliegue de 4,5 millones de milicianos en todo el país como respuesta a lo que calificó de nuevas “amenazas” por parte de Estados Unidos.
El anuncio se dio tras conocerse que Washington elevó la recompensa por información que lleve a la captura de Maduro y puso en marcha una operación antinarcóticos con presencia militar en el Caribe, lo que generó tensión inmediata en la región.
“Venezuela no se arrodilla”, declaró el mandatario durante un acto transmitido en cadena nacional, asegurando que los milicianos estarán listos para defender la soberanía en medio de lo que consideró un “ataque imperialista”.
Maduro reiteró que las acciones estadounidenses forman parte de una “guerra psicológica y política” contra su gobierno, mientras llamó a la unión cívico-militar para enfrentar cualquier intento de desestabilización.
Por su parte, Washington justifica la operación como un esfuerzo para combatir el narcotráfico en el Caribe, pero la Casa Blanca también subrayó la importancia de aumentar la presión contra Maduro, a quien acusa de estar vinculado con actividades ilícitas.
El despliegue de la milicia venezolana —compuesta por civiles armados bajo control del Estado— busca enviar un mensaje de fuerza tanto a nivel interno como externo. Sin embargo, analistas advierten que este escenario intensifica la confrontación diplomática y militar entre Caracas y Washington, en un momento en que la crisis política y económica de Venezuela sigue golpeando a la población.



