La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo escribió este domingo un nuevo y oscuro capítulo en su cruzada contra la libertad de prensa. El régimen sandinista notificó a la Unesco su retiro inmediato del organismo de las Naciones Unidas, luego de que este otorgara un premio a la libertad de prensa a un medio opositor.
La noticia fue confirmada por la propia Unesco a través de un comunicado difundido por la agencia AFP. “Lamento esta decisión, que privará a la población de Nicaragua de los beneficios de la cooperación en áreas como la educación y la cultura”, expresó con pesar Audrey Azoulay, directora general de la organización.
La salida de Nicaragua de este organismo internacional no es un hecho menor. Significa cortar importantes lazos en temas fundamentales para el desarrollo social como la educación, la cultura y la libre circulación del conocimiento. Sin embargo, el régimen de Ortega prefirió sacrificar esos vínculos en su afán por castigar cualquier expresión crítica.
La medida es vista como un castigo directo, luego de que sábado, la Unesco otorgó su premio a la libertad de prensa ‘Guillermo Cano’ al diario La Prensa, por “llevar la verdad al pueblo de Nicaragua”, pese a la “represión” y al “exilio” de sus periodistas, en palabras del jurado del galardón.
La comunidad internacional no tardó en reaccionar. Organizaciones de derechos humanos calificaron la acción como “una represalia política que profundiza el aislamiento internacional de Nicaragua y vulnera aún más a su sociedad civil”.
Mientras tanto, los nicaragüenses se enfrentan a un panorama cada vez más cerrado y asfixiante, donde el derecho a saber se convierte en un privilegio que el régimen intenta borrar de un plumazo.