Pavel Durov, cofundador y CEO de la aplicación de mensajería Telegram, fue detenido el sábado 24 de agosto en el aeropuerto de París-Le Bourget cuando llegaba en su avión privado desde Azerbaiyán.
Durov, de doble nacionalidad francesa y de los Emiratos Árabes Unidos, fue arrestado como parte de una investigación policial por presuntamente permitir una amplia gama de delitos en Telegram debido a la falta de moderadores y la falta de cooperación con la policía. En concreto, se le acusa de no tomar acciones ni colaborar para evitar que Telegram se use con fines criminales, como tráfico de drogas, pedofilia, crimen organizado y fraudes con criptomonedas.
Las autoridades francesas dijeron el lunes que habían arrestado a Durov por no moderar la actividad ilegal de abuso infantil en la aplicación de mensajería.
Jean-Michel Bernigaud, secretario general de Ofmin (una agencia policial francesa enfocada en prevenir la violencia contra menores), dijo que “en el centro del caso está la ausencia de moderación y cooperación por parte de la plataforma, especialmente en la lucha contra los delitos sexuales contra menores”.
Telegram afirmó en un comunicado que “cumple con las leyes de la Unión Europea, incluida la Ley de Servicios Digitales. Su moderación se ajusta a los estándares de la industria y mejora constantemente”.
El arresto de Durov desató un nuevo debate sobre la libertad de expresión en las redes sociales y lo que las empresas tecnológicas deberían hacer para limitar el contenido dañino.


