En Santiago de Veraguas, la Asociación Nacional Contra el Cáncer armó una fiesta navideña inolvidable para más de 300 pacientes que pelean contra la enfermedad. Por más de 15 años, esta tradición llena de música, bailes, presentaciones artísticas y risas ha sido un bálsamo para el alma, lejos de quimios y consultas. Fue un día para olvidar las malas rachas y abrazar la fe, la familia y la solidaridad.
Magaly García, una de las asistentes, lo dijo clarito: “Esto nos cambia el día ante tantas adversidades. Nos demuestra que tenemos fuerza, que Dios está con nosotros y que sí podemos seguir adelante con fe”. Todos bailaron, compartieron comida y se abrazaron, recordando que la lucha no es sola. Empresarios, médicos, voluntarios y organizaciones públicas y privadas pusieron el hombro para que todo saliera perfecto.
Esta no es solo una fiesta: humaniza el tratamiento oncológico y pone el foco en lo emocional, clave para no rendirse. En Veraguas, donde la gente es de corazón grande, se ha vuelto un clásico que une a familias enteras. Para estos héroes cotidianos, es la prueba de que la esperanza gana batallas.


