El 20 de diciembre marca el triste aniversario de la invasión a Panamá, un evento que cambió la historia del país centroamericano y dejó cicatrices que perduran hasta el día de hoy. Hace 34 años, en 1989, las fuerzas armadas estadounidenses llevaron a cabo la llamada “Operación Causa Justa”, una intervención militar que derrocó al entonces líder panameño, Manuel Noriega.
El pretexto oficial para la invasión fue la protección de los intereses estadounidenses y la preservación de la democracia en Panamá. Sin embargo, la comunidad internacional ha cuestionado la legitimidad de esta intervención militar, señalando que se llevó a cabo sin la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.

La operación dejó un saldo de cientos de muertos y heridos, así como un número significativo de personas desplazadas. La destrucción resultante y el impacto en la infraestructura del país fueron enormes. Aunque se logró capturar a Noriega, el costo humano y material de la intervención ha sido objeto de controversia.
Pasados 34 años, es esencial reflexionar sobre las consecuencias a largo plazo de esta invasión. Si bien se argumentó que buscaba restablecer la democracia en Panamá, muchos cuestionan si la intervención militar fue la única opción y si realmente se lograron los objetivos declarados.
En el ámbito internacional, la invasión a Panamá suscitó críticas y preocupaciones sobre el uso unilateral de la fuerza por parte de una nación. Se generaron debates sobre la soberanía y la legalidad de las intervenciones militares, marcando un precedente en las discusiones sobre la comunidad global y sus responsabilidades.
Por otro lado, la sociedad panameña aún enfrenta las secuelas de aquellos días oscuros. Las heridas emocionales y las divisiones persisten, y la memoria de aquel diciembre de 1989 sigue viva en la conciencia colectiva. Las organizaciones de derechos humanos continúan abogando por la verdad y la justicia, buscando respuestas sobre las acciones llevadas a cabo durante la intervención.

Este aniversario nos invita a la reflexión, no solo sobre lo que ocurrió en el pasado, sino también sobre cómo estas experiencias influyen en el presente y el futuro de Panamá. La memoria histórica es crucial para comprender los desafíos actuales y trabajar hacia un futuro basado en la paz, la justicia y el respeto mutuo.
En conclusión, a 34 años de la invasión a Panamá, es imperativo recordar y aprender de los eventos que marcaron ese período crítico de la historia. Solo mediante la comprensión y la reflexión honesta podemos avanzar hacia un futuro donde la paz y la justicia sean los pilares fundamentales de la sociedad.

