El ex director de la desaparecida PTJ, ex procurador general de la Nación José Ayú Prado y actual magistrado de la Corte Suprema de Justicia no acudió ayer al Palacio Gil Ponce y se reportó “incapacitado”.
Pero esa medida ha sido interpretada de muchas maneras. Por los corrillos de la Corte es pública su discrepancia con la hoy magistrada presidenta de la Corte, María Eugenia López de Arias.
Ella fue electa con siete votos para presidir la Corte, pero Ayú Prado se ausentó curiosamente y el magistrado Cecilio Cedalise “votó en blanco”. Es decir ni a favor ni en contra en blanco.
Al parecer la nueva presidente de la Corte y el magistrado Cedalise se conocen desde los tiempos universitarios y no han sido nunca muy afines.
Cedalise tiene a un hijo preso en su natal Colón y está imputado por posesión ilegal de armas y tráfico de drogas.
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El magistrado Ayú Prado se le termina su periodo a finales del 2022 y con esto cierra un período de diez años en la máxima corporación de justicia a donde llegó de manos del expresidente Ricardo Martenelli y fue reelecto como presidente de esa corporación judicial en el gobierno de Juan Carlos Varela porque “era manejable”.
Ya la nueva magistrada López de Arias ha adelantado que entre sus prioridades está la implementación de la Carrera Judicial, cosa que nunca ha pasado porque una de las características de Ayú Prado eran los nombramientos de jueces y personal judicial de “a dedo”.
López de Arias también anunció auditorías y la implementación de un vocero para dar a conocer los actos que tome la Corte Suprema de Justicia.
Hay que esperar el desarrollo de la gestión de la magistrada López de Arias para evaluarla porque ahora las mujeres son mayoría en la Corte. De los nueve magistrados cinco son mujeres y cuatro de ellas designadas por el presidente “Nito” Cortizo y la magistrada Ángela Russo, nombrada por el expresidente Juan Carlos Varela.
