La incertidumbre del futuro del expresidente Ricardo Martinelli generó movimientos importantes este jueves en la Embajada de Nicaragua en La Alameda. Primero fue la llegada de Bruno, el perro yorkshire terrier, que fue cargado por uno de los escoltas hasta el interior de la residencia para hacer compañía como amigo fiel.
Luego fue el turno de Carolina, la hija del expresidente, que llegó junto a su esposo, Michel Garúz Salaverry, pasadas las 10 de la mañana en una Toyota Land Cruiser, de color gris oscuro.
Su atuendo, compuesto por un croptop negro, pantalones largos caqui y zapatillas blancas, reflejaba su estilo casual pero elegante.


Carolina complementó su look con una cartera negra cruzada y accesorios en orejas, cuello y muñecas. En su mano llevaba un termo blanco hueso de la marca Stanley.
Distinguiéndose de sus hermanos Ricardo Alberto y Luis Enrique, Carolina ha mantenido un perfil bajo lejos de los reflectores mediáticos y sin ningún historial vinculado a la justicia. Su discreción ha sido tal que en sus redes sociales, específicamente en su cuenta de X, apenas se encuentran publicaciones propias en los últimos cinco años.
Tras dos horas de visita, la pareja abandonó la residencia. Michel precedió a Carolina, intentando evitar que los fotógrafos y camarógrafos los siguieran. Se dirigieron al auto y se marcharon en silencio del lugar.

