La construcción del Centro Regional Universitario de San Miguelito (CRUSAM) permanece paralizada pese a reportar un 98% de avance físico. Mientras tanto, el Estado continúa desembolsando $15 mil mensuales en alquiler de sedes provisionales para que la comunidad universitaria pueda sostener sus actividades. La obra debió entregarse en julio de 2024, pero aún está a la espera del refrendo de dos adendas por parte de la Contraloría General de la República, reveló un recorrido en sitio realizado por el periodista Jermaine Cumberbatch este jueves 6 de noviembre de 2025.
Durante la visita, se constató que, aunque los edificios están prácticamente terminados, el proyecto no puede habilitarse hasta que la Contraloría refrende las adendas pendientes. De acuerdo con reportes previos, una de esas modificaciones está asociada a obras complementarias —entre ellas, la solución de tratamiento de aguas residuales— que quedaron fuera del alcance original y que son requisito para la entrega final. En junio pasado, la Universidad de Panamá ya había reconocido que el campus requería ajustes y auditorías que incidían en el cronograma.
Luis Acosta, director del CRUSAM, señaló que una de las adendas está en la Contraloría y la otra está en la Universidad de Panamá esperando respuesta del contralor.
El nuevo CRUSAM fue concebido para descongestionar la actual sede y atender a miles de estudiantes de San Miguelito, Panamá Norte y Panamá Este, con múltiples edificios académicos, laboratorios y áreas deportivas. Sin embargo, la demora prolonga costos operativos y logísticos: los alquileres siguen corriendo y la comunidad universitaria continúa dividida en espacios temporales, con limitaciones para laboratorios y clases especializadas.
Las instalaciones del CRUSAM incluyen auditorio, 11 edificios, área deportiva techada, biblioteca, laboratorio de cómputo, elevadores, tanques de reserva de agua potable y cámaras de seguridad.
Autoridades universitarias y la propia Contraloría han sido señaladas por estudiantes y docentes como piezas clave para destrabar el proceso: sin refrendo no hay entrega, y sin entrega no se puede dejar de pagar alquiler. La expectativa ahora recae en la aprobación de las adendas para completar inspecciones finales, equipamiento y la recepción definitiva. Hasta entonces, el campus nuevo —virtualmente listo— seguirá cerrado, mientras el Estado paga por operar fuera de él.


