Con repiques de campanas y un ambiente festivo cargado de fervor, este sábado dio inicio oficial a las fiestas patronales en honor a Santo Domingo de Guzmán en el histórico pueblo de Parita, en la provincia de Herrera.
Las celebraciones comenzaron el pasado 26 de julio con el arranque de la novena, una tradición que se mantiene viva gracias al esfuerzo conjunto de la parroquia, autoridades locales y familias anfitrionas. Cada día, distintos sectores del pueblo se encargan de organizar la novena, que culminará el próximo 3 de agosto con una procesión solemne por las principales calles del pueblo. La imagen del santo será escoltada por devotos, en un ambiente cargado de fervor y orgullo.
La actividad litúrgica alcanza su punto más alto el 4 de agosto, cuando se celebran dos misas solemnes en la iglesia de Santo Domingo de Guzmán, una joya arquitectónica del siglo XVII declarada Monumento Histórico Nacional. Las eucaristías serán presididas por el obispo de Chitré y concelebradas por sacerdotes de diversas parroquias, mientras centenares de fieles abarrotan el templo para agradecer favores recibidos y renovar su fe.

Pero la festividad no solo tiene un componente religioso. La plaza colonial de Parita se transforma durante estos días en un hervidero de cultura y tradición. Una de las actividades más esperadas por los asistentes son las tradicionales corridas de toros, que se celebran en las tardes bajo un estricto marco de seguridad. Familias enteras se reúnen en los portales coloniales para disfrutar del espectáculo, que forma parte del folclore local.
El ambiente se complementa con la hospitalidad de los pariteños, quienes reciben a propios y extraños con los brazos abiertos. Según el alcalde Osman Bernal, las fiestas patronales no solo fortalecen el espíritu religioso y cultural de la región, sino que también generan un impacto positivo en la economía local, beneficiando a comerciantes, artesanos y emprendedores.
Con una participación cada vez mayor de jóvenes y familias completas, Parita demuestra que su devoción a Santo Domingo de Guzmán sigue más viva que nunca, convirtiendo estas fiestas en un símbolo de identidad, tradición y comunidad que trasciende generaciones.



