Todo comenzó durante la pandemia, cuando Doña Dora decidió usar los pocos ahorros que le quedaban para iniciar un negocio de comida desde casa. “En esos tiempos cerrados, con lo que tenía, decidí invertir en vender comida. No sabía si funcionaría, pero me arriesgué, y gracias a Dios, vendí toda la comida”, nos cuenta con una sonrisa.

Cuando la pandemia pasó y las restricciones se aliviaron, Doña Dora dio el siguiente paso: abrir su propio local. “Adquirí un pequeño local y aquí estamos, con un año y dos meses de estar funcionando, siempre con la mano de Dios”, afirma orgullosa.
El menú que conquista Felipillo
El nombre de la fonda no fue una decisión difícil para ella. “Se llama Fonda Delicias Doña Dora en honor a mi mamá, porque ella siempre ha sido la ‘doña’ de la casa. Y, como soy hija única, quería ponerle su nombre, que siempre ha sido una inspiración para mí“, explica con cariño.
En la fonda, los platos más solicitados son esos clásicos que todos amamos: arroz con porotos y coco, bistec picado, puerco en salsa agridulce, sopa de pata y gallina de patio guisada. Y si hablamos de desayuno, la hojalda se lleva el primer puesto, junto con chicharrones, picadillo de bofe y las tortillas.

Doña Dora también nos compartió que los precios de su fonda son accesibles para todos. “Puedes desayunar aquí por solo dos dólares, dependiendo de lo que pidas. Tratamos de hacer todo lo más económico posible para que todos puedan disfrutar”, explica.
El equipo de trabajo de la fonda está formado por tres personas: Doña Dora, sus dos cocineras y un ayudante. Juntos se levantan a las 4:30 a.m. todos los días para ofrecer los mejores platos a los clientes. “Tenemos un equipo de trabajo muy bueno. Todos son responsables y se complementan perfectamente en la cocina”, asegura con orgullo.
Como en todo negocio, también hay desafíos. “Hemos pasado por momentos difíciles, como cuando se fue la luz a las 5 de la mañana y la clientela no llegaba a tiempo, pero hemos aprendido a enfrentar los retos”, comenta Doña Dora, siempre con una actitud positiva.

Y cuando le preguntamos qué consejo le daría a quienes desean abrir su propia fonda, no duda ni un segundo: “Que se atrevan. Si no lo intentas, no sabrás si puedes hacerlo. Y si fracasas, vuelve a intentarlo. La perseverancia es la clave”.
La Fonda Delicias Doña Dora no solo es un lugar donde se sirve comida, sino un testimonio de esfuerzo, dedicación y amor por la cocina tradicional panameña. Hoy, con un menú lleno de sabor y una historia inspiradora, Doña Dora sigue ganando el corazón de todos los que pasan por Felipillo.


