El histórico Casco Antiguo de la Ciudad de Panamá enfrenta un problema que afecta a comerciantes, residentes y turistas en la zona comprendida entre la calle Octava y la calle Novena. El desbordamiento constante de aguas servidas ha obligado a algunos negocios a cerrar debido a la ausencia de clientes causada por los malos olores y la presencia de aguas estancadas.
El origen de esta situación es una alcantarilla completamente obstruida en la calle Octava, que provoca que las aguas residuales se acumulen y permanezcan por días, generando no solo olores desagradables sino también la proliferación de alimañas. Esta condición afecta la salud pública y daña la imagen turística y comercial del sector.
El problema no es nuevo; comerciantes y residentes indican que persiste desde hace varios años. El Instituto de Acueductos y Alcantarillados Nacionales (Idaan) había implementado una solución temporal mediante un camión de succión para limpiar el área, que mantenía la zona limpia aproximadamente por seis meses. Sin embargo, debido a obras de ampliación en la infraestructura del Casco Antiguo, la efectividad de esta medida se ha reducido considerablemente.
Actualmente, el agua residual vuelve a acumularse en apenas cuatro días tras cada limpieza, dejando grandes charcos que incomodan a quienes habitan y visitan este sector. Fernando Díaz, miembro de la Coalición Comunitaria del Casco Antiguo, destacó que el punto más crítico está en la parte baja de una línea de drenaje principal en la calle Octava. Allí, la situación afecta directamente a los vecinos, a la emblemática iglesia de San José - famosa por su altar de oro - y a un restaurante cercano.
Los residentes como Iva Meiyin Du expresan su preocupación: “Huele feo, aquí el Casco Antiguo es muy importante para el turismo y para la cultura. Es un lugar histórico”. Aunque el Idaan realiza limpiezas periódicas, la comunidad considera que estas acciones solo son soluciones temporales y requieren una intervención integral.


