Desde hoy arrancan los cuarenta días de preparación, que es el recorrido, camino para esperar la celebración de la fiesta más importante para los cristianos católicos del mundo, la resurrección de Jesucristo.
Pero el día de hoy está marcado de simbolismos, penitencia, recordación sobre la fragilidad humana, de tener presente que del polvo venimos y que en algún momento volveremos a ese estado original humano e ineludible.
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Y es que esa comprensión de lo pasajero de la vida debe ser la conciencia permanente para estar al servicio del prójimo más frágil y excluido.
Ese debe ser el compromiso que asumamos todos cuando hoy se lleve a cabo la imposición de las cenizas, esas que son preparadas con las palmas del Domingo de Ramos, porque de alguna forma todas las victorias y celebraciones de la vida también pasan por el calvario como testimonio de que el oro se prueba con fuego.
Que este periodo sea una oportunidad para cambiar desde adentro y para ponernos al servicio de casusas buenas y humanas que tanto necesita Panamá en estos momentos de crisis en casi todos los sectores.



