La Caja de Seguro Social (CSS) es una entidad que la mayoría de los panameños tiene que cuidar porque brinda un servicio social del que depende la vida de miles de personas, pero tristemente está en manos de políticos indolentes que la tienen sumida en una profunda crisis.
Desde la llegada del nuevo director, la falta de transparencia y la arbitrariedad han sido la carta de presentación.
Siempre ha demostrado debilidad por las licitaciones millonarias, las que hasta el presidente ha tenido que frenar; administra la entidad como si fuera su finca y se niega a rendir cuentas de la planilla porque tiene padrinos políticos.
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Pero lo ocurrido con la pérdida de las 10 mil dosis de fentanilo es la tapa del coco. Es una prueba de que la administración es ineficiente y ahora peligrosa porque la vida de miles de panameños está en riesgo por el hurto de la potente droga.
Si la junta directiva y el Ejecutivo no imponen su criterio para que los actuales administradores se hagan a un lado, son cómplices de tan mala y peligrosa gestión en la CSS.
