Cuando las cifras golpean.
El tema de la violencia y la seguridad no puede manejarse políticamente. Ya el gobierno está pagando las consecuencias de sus erráticas designaciones en este vital sector del país.
Para rematar, además de las designaciones políticas, las nuevas autoridades llegaron y desmantelaron todo lo que olía a lucha contra la delincuencia organizada solo porque provenía del gobierno pasado.
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Allí están los resultados. Unos 39 homicidios más en el 2019 que en el 2018 y una ciudadanía que exige ya no solo renuncias, sino medidas urgentes, porque la violencia ha recrudecido en los barrios.
Lo lamentable es que ante cada crítica, falla o hecho, las autoridades de seguridad solo saben reaccionar con respuestas políticas.
Allí está parte del error. El gobierno necesita presentar y ejecutar un plan de seguridad que permita que todos los sectores participen, sin querer sacar ventajas partidarias y las actuales autoridades no pueden conducir ese proceso.
Un país inseguro no beneficia a nadie, dejen la terquedad.