Como si no fuera suficiente el trabajo que ya realizan en su lucha diaria contra el tráfico internacional de drogas y el crimen organizado, ahora las unidades del Senan y del Senafront han tenido que sumarse a las acciones de la Policía Nacional para contrarrestar la ola de homicidios que se ha desatado en el distrito de San Miguelito.
Está probado que no habrá contingente de seguridad suficiente para brindarle seguridad a una población si el Estado no desarrolla una política integral en este sentido. Y esas iniciativas parten desde el hogar, autoridades locales y, obviamente, las nacionales.
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De mucho de eso ha carecido San Miguelito, un distrito -como muchos otros- administrado por un grupo de incompetentes más interesados en pactar con pandilleros y delincuentes que en promover iniciativas diversas para pacificar las comunidades.
Es triste decirlo, pero las acciones reaccionarias que hoy se ejecutan solo mitigarán la violencia por un tiempo, mientras que en las entrañas de este y otros distritos seguirá germinando la semilla del crimen.
