En Cabra de Pacora, donde el humo de la leña y el aroma del guiso anuncian tradición, la fonda Sazón Pacoreño lleva 24 años contando una historia de fuego, sabor y resistencia.
No es solo un lugar para comer, es el legado vivo de tres generaciones de mujeres que han convertido la cocina típica panameña en su bandera, defendiendo con cada plato el compromiso que asumieron desde el primer día.
Con el eslogan “Tradición que alimenta, sazón que enamora”, creado especialmente para el concurso, la familia compartió su historia, sus platos más solicitados y el esfuerzo detrás de este negocio que ha logrado mantenerse en pie, a pesar de las dificultades.

Una fonda que nació con fe y trabajo
Milka Hernández, fundadora de la fonda, contó cómo nació la idea de emprender en la cocina y qué la motivó a mantenerla en funcionamiento por tantos años.
“Siempre me motivó la idea de tener un negocio propio. Al principio empecé justo al frente de aquí, y con el tiempo logré establecerme al lado de mi casa, donde vivo. Me llena de orgullo ver cómo mis raíces se mantienen firmes y cómo mi legado sigue creciendo”, relató.
Aunque ya no está al frente de las ollas como antes, Milka afirma que aún tiene fuerza, y su mayor satisfacción es ver que su hija y su nieta continúan el negocio. “Espero que Joana lo amplíe más, me siento orgullosa de ella y de mi nieta Joselyn, que también le gusta cocinar”, dijo con emoción.
La pasión por la cocina le viene desde niña. “Yo desde muy pequeña le vendía las frituras a mi mamá. Iba a un jardín que se llamaba El Manantial, por aquí mismo, que era un río. Ahí vendía bollos, torrejitas de maíz nuevo, pescado frito. Desde chiquita me gustó trabajar”, recordó.
Platos con historia
Johanna Saavedra, hija de Milka y actual encargada de la cocina, explicó que entre los platos más pedidos están el puerco y la carne ahumada, el pollo asado y los mariscos, preparados siempre con un toque especial.
“Cocinamos de todo un poquito. Nos gusta meterle siempre nuestro secreto... que no vamos a decir. Solo decimos que cocinamos con amor”, comentó entre risas.
Los almuerzos están disponibles desde $3.50 a $4.75, completos y accesibles, lo que ha mantenido la fonda con una clientela fiel durante muchos años.

Una tradición familiar que se mantiene
Josy Ramírez, nieta de Milka, también participa activamente en el negocio. Dice que desde pequeña observó a su abuela cocinar y fue así como aprendió. Hoy, se siente orgullosa de continuar con ese legado.
“Este negocio autosostiene a la familia. Depende mi mamá, depende mi abuela, dependo yo. Y también tenemos mucha gente que nos apoya. Hay clientes que vienen desde hace más de 20 años. La clientela es muy fiel y también llegan nuevos. Creo que eso se basa en el trato, la hospitalidad y, por supuesto, el sazón pacoreño”, afirmó.
La fonda ha llegado incluso a atender pedidos grandes desde otras provincias. “Clientes de Arraiján y otros lugares nos llaman para encargarnos guacho de mariscos, bollos, mondongo, entre otros platillos. Muchos prueban una vez y siguen viniendo”, contó Josy.
Palabras de agradecimiento
Durante nuestra visita, Johanna y Josy aprovecharon para agradecer públicamente a Milka por todo lo que ha hecho por ellas.
“Mamá, quiero decirte que vivo agradecida contigo, por tu apoyo, por tu fuerza. Cuando me siento cansada, pienso en ti y digo: sí puedo, porque eso es lo que me has enseñado siempre”, expresó Johanna.
Josy también dijo unas palabras: “Gracias, abuela, por todos tus conocimientos. Me regalaste un librito con secretos que valoro mucho. Desde que empecé en la cocina estás ahí, guiándome. Quiero que estés con nosotros muchos años más, para que este negocio siga creciendo junto a ti”.
Origen del eslogan
El lema “Tradición que alimenta, sazón que enamora” fue una creación colectiva de la familia, pensando en cómo describir lo que hacen todos los días.
“La familia nos ayudó. Decíamos que teníamos que tener un eslogan para el concurso, y uniendo ideas salió esa frase. Es lo que vendemos nosotros aquí. Lo estrenamos con ustedes”, dijo Johanna.
Una historia marcada por la fe: una manda al Nazareno
Detrás de los fogones y de cada plato servido con esmero, hay una historia de resiliencia. Milka compartió, por primera vez, un episodio que marcó su vida y fortaleció su fe; desde entonces, cada año prepara junto a su familia dos grandes pailas de arroz con pollo, ensalada y dulce, que regalan durante la procesión en honor al Nazareno.
Contó que en los primeros años del negocio fue víctima de un atentado mientras se encontraba sola atendiendo la fonda. Fue agredida y amenazada, pero logró salir con vida.
“Yo solo decía en mi mente: Jesús de Nazareno, tú eres grande y poderoso, ayúdame. Y me salvé. Por eso soy devota del Nazareno. Nunca dejé de atender a mis clientes. Dije: el sazón no se cierra, el sazón se abre mañana. Y se seguirá abriendo todos los días de mi vida mientras yo esté viva”, relató con firmeza.
Desde ese momento, Milka mantiene una manda con el Nazareno, agradecida por haber salido con vida de una situación que pudo ser fatal.
Sazón Pacoreño no es solo una fonda en Cabra de Pacora. Es el resultado del esfuerzo de una abuela que fundó un sueño, una hija que lo sostuvo con trabajo diario y una nieta que decidió continuarlo con orgullo. Tres generaciones que han convertido su sazón en identidad, su historia en tradición y su comida en un verdadero acto de amor.



