Entre paredes frías, máquinas de coser y retazos de tela, un grupo de privados de libertad demuestra que la esperanza puede tejerse con hilo y aguja. En el Centro de Rehabilitación El Renacer, 13 reclusos participan en el curso de Modistería Básica dictado por el Inadeh, como parte del Plan Libertad del Ministerio de Gobierno.
Uno de ellos, Santos, originario de Veraguas, se aferra a un sueño que lo impulsa a diario: “Cuando salga quiero confeccionarle un vestido a mi mamá para que vaya a la iglesia. Sé que se sentirá feliz al ver lo que aprendí en El Renacer”.
Con esa ilusión, cada puntada se convierte en un paso hacia su meta de demostrarle a su madre que el encierro no apagó sus ganas de superarse.
La directora de El Renacer, Yoanna Esther Gómez Blizniak, aseguró que programas como este no solo transmiten conocimientos técnicos, sino que abren puertas hacia la reinserción social. “Aquí se construyen segundas oportunidades”, destacó.
La instructora del Inadeh, Xiomara González, explicó que la formación va más allá de coser simples piezas. Los privados de libertad aprenden a confeccionar vestuarios típicos, uniformes y prendas variadas, habilidades que podrán usar para ganarse la vida una vez recuperen la libertad.
Santos no es el único que encontró inspiración en el taller. Ofelín Virola, de la comarca Ngöbe Buglé, recordó que antes de ser detenido hacía diseños de su cultura “al cálculo”, pero ahora sabe medir y coser con técnica. “Eso me da confianza para emprender en la costura cuando salga”, aseguró con orgullo.
Jorge Palma, de 27 años, decidió reforzar el tejido de mundillo, un arte que considera vital rescatar. “Es una tradición que se está perdiendo y quiero ayudar a mantenerla viva, además de generar ingresos de forma honesta”, comentó.
El curso, que suma 300 horas, culminará el próximo mes con una exposición de los trabajos elaborados por los reclusos. Será la muestra de que dentro de las rejas también hay talento, disciplina y ganas de salir adelante.
En medio de la rutina penitenciaria, los hilos, agujas y telas están cosiendo algo más que ropa: están remendando vidas y abriendo la posibilidad de un futuro distinto.

