Un reciente informe de la ONU publicado con motivo del Día Mundial del Agua destaca una preocupante realidad: el agua, esencial para la vida en el planeta, no recibe la atención política ni la inversión financiera que merece en muchas partes del mundo.
A diferencia de otros recursos naturales, el valor real del agua es difícil de determinar, lo que conduce a desigualdades en el acceso, uso ineficiente e insostenible, y la degradación de las reservas. Esto afecta negativamente la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los derechos humanos básicos.
En América Latina, el agua se valora poco, lo que promueve su sobreexplotación y contaminación, especialmente en un contexto de cambio climático creciente.
El estrés hídrico en la región ha alimentado conflictos entre sectores como la agricultura, la energía hidroeléctrica, la minería y el suministro de agua potable y saneamiento, todos compitiendo por recursos escasos.
El Día Mundial del Agua, celebrado el 22 de marzo de cada año, fue propuesto en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo en 1992. Esta fecha destaca la importancia del agua para el desarrollo sostenible, el bienestar humano y el medio ambiente.
A pesar de la dependencia de todas las actividades sociales y económicas del agua dulce, 2,200 millones de personas viven sin acceso a agua potable.
En Panamá, el país ha enfrentado sequías e inundaciones más frecuentes y severas debido al cambio climático. La gestión inadecuada de las cuencas agrava estas consecuencias.
Es esencial comprender que las acciones en una cuenca pueden tener impactos en todo el ecosistema. La inversión en energías renovables puede ayudar a mitigar nuestra huella en el planeta.
En el marco del Día Mundial del Agua, la Dirección de Asuntos Ecológicos de la Defensoría del Pueblo de Panamá ha prometido priorizar la conservación del agua y desarrollar programas en colaboración con otras instituciones.