Con la seriedad de quien va a hacer una cirugía sin bisturí, la Mesa de Salud, presidida por el ministro de Salud, Fernando Boyd Galindo, se extendió por más de tres horas en un debate que dejó a todos con más dudas que certezas. El presidente de la República, José Raúl Mulino, debe estar pensando que las soluciones mágicas no funcionan tan rápido como las promesas en campaña. En esta sesión, el tema central fue el estado crítico del recurso humano en la atención médica, pero, como en una telenovela, el guion parecía más de suspenso que de esperanza.
El director nacional de Prestaciones Médicas de la Caja del Seguro Social (CSS), Marcos Young, presentó un informe con la solemnidad de quien anuncia un diagnóstico terminal. Especialistas y subespecialistas médicos, dijo, hay pocos, y el panorama parece sombrío: falta de plazas para internado, limitaciones económicas, y hospitales que, más que salvar vidas, parecen estar en cuidados paliativos.
Los gremios no se quedaron callados. Médicos, obreros y educadores clamaron por un plan quinquenal que defina cuántos médicos se necesitan realmente en el país. “Formemos más especialistas”, exigieron, mientras las cifras seguían mostrando que la CSS y el MINSA están más ocupados en diagnósticos que en tratamientos efectivos.
Entre las propuestas, que van desde certificar hospitales hasta formar niños científicos en alianza con MEDUCA, parece que la mesa no dejó tema sin tocar. Eso sí, soluciones concretas, pocas. El problema, según los gremios de obreros, es estructural y la falta de vocación de muchos profesionales hace que la calidad de la atención sea lo que realmente necesite una intervención urgente.
Para la próxima sesión, prevista para el lunes 14 de octubre, se espera que aborden el tema de la “humanización” en la atención de salud. Veremos si las conversaciones son más humanizadas o si seguimos en el mismo teatro de siempre.



